
Reforma política: ojo con la polarización y el individualismo parlamentario

Hace unas semanas el Senado aprobó, en su primer trámite, la reforma al sistema político. Existe un consenso (no unánime) que el sistema político está fragmentado, polarizado y con una alta dosis de indisciplina, asunto que dificulta procesar las demandas ciudadanas. Para ello, la Comisión Experta en 2023 propuso cambios que fueron recogidos por el Senado, tales como, el umbral del 5% y la pérdida del escaño por renuncia al partido.
Analizar la reforma aprobada requiere partir de ciertas premisas. En general, las democracias que funcionan bien son aquellas que tienen un número moderado de partidos políticos. Por ejemplo, Suiza e Irlanda tienen 10, Suecia 8, Costa Rica y Uruguay 8. Estos sistemas de partidos tienen poca distancia ideológica entre ellos, es decir, no son sistemas polarizados. Tercero, son modelos donde los partidos políticos son fuertes. Luego, las reglas de disciplina partidaria operan bien en sistema de pocos partidos (México 7, Austria 5 o España 9).
Si aplicamos las premisas anteriores, la reforma aprobada da señales contradictorias. Primeramente, deberíamos afirmar que el umbral del 5% es una buena señal ya que reducirá el número de partidos. Si tomamos las elecciones de concejales, elección nacional donde compiten todos los partidos actuales, el sistema estaría conformado por Republicanos, RN, Partido Comunista, Frente Amplio y UDI. Si sumamos los independientes asociados a partidos, se agregan el PS y el PR. Este último obtuvo un 2,33%, superando el umbral sólo con base en independientes.
El resultado nos muestra que la buena señal inicial se desdibuja en razón que los principales partidos, luego de aplicada la barrera, están en las puntas del sistema de partidos, vaciando casi en su totalidad la centro-izquierda y la centro-derecha. La primera aproximación daría como resultado un sistema más polarizado, al existir mayor distancia e intensidad ideológica entre los partidos (Sartori), asunto que reverbera en mayor dificultad para el logro de consensos básicos necesarios.
Luego, la propuesta debilita a los partidos. Se establece que, si un partido no ingresa al Congreso por no alcanzar el umbral, los candidatos electos por ese partido se deberán asignar a otro partido del pacto o lista que sí superó la barrera. Si un candidato postula por el partido A) podría terminar perteneciendo obligatoriamente al partido D) al estar el partido A) bajo el 5%. La propuesta favorece al individuo electo, conllevado que los partidos sean una aleación entre militantes, independientes asociados y asignados, pero estando prohibido renunciar. A esto se debe sumar dos cuestiones: se seguirá votando por persona y no por partido y, segundo, que el partido que no ingresa al Congreso se puede fusionar a algunos de los que sí accede, de modo que la propuesta hace que los partidos sean más bien reservorios electorales.
La reforma necesita caminar hacia la realización de las premisas iniciales. Debe, al menos, generar un sistema que active fuerzas centrípetas y respete la voluntad popular expresada en las urnas, siendo un camino permitir las federaciones de partidos pequeños que moderan el sistema, operando como una entidad en el Congreso. Se requiere regular a los independientes asociados como un integrante del partido en el cuatrienio electo, se precisa reducir el financiamiento universal para evitar las mini-pymes y afianzar los partidos nacionales. En este contexto, el umbral y la disciplina tendrán sentido.
Por Tomás Jordán, abogado.
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