Opinión

Salmon Summit

Salmon Summit Nicolas Klein/Aton Chile NICOLAS KLEIN/ATON

No cabe sino felicitar a Arturo Clément, presidente de Salmonchile, por el espectacular evento organizado por él y sus asociados en el gran Teatro del Lago en Frutillar. Reunió a más de 2.000 personas que repletaron el teatro y muchas quedaron afuera viendo el evento a través de pantallas. Toda una muestra de fuerza de esta gran industria, que es la segunda exportación de Chile después del cobre, que emplea a más de 86.000 personas, con un encadenamiento productivo y logístico notable, para llevar salmón fresco en pocas horas hasta el hemisferio norte.

La idea era generar opiniones, debate y propuestas, y caramba que lo logró. No solo hubo paneles y diálogos de primera clase, sobre regulación, medio ambiente y tecnología, sino que fue el primer debate público entre las tres principales candidaturas a la Presidencia.

Partió el debate la exministra Jara, en un ambiente no precisamente favorable (como si Kast fuera a un evento de la CUT), pero su simpatía y empatía logró aplausos y risas: “no les voy a expropiar nada... porsiaca”. Coincidió con el drama de la “permisología” en la industria y se mostró abierta a un nuevo trato con ella, a descentralizar las decisiones que la afectan, como ocurre en Noruega. Kast, por su parte, instó a devolverle la competitividad a la industria, eliminando de raíz la “permisología” redundante, con ejemplos contundentes al respecto; habló de “sabotaje institucional” contra la industria. Evelyn Matthei describió a la salmonicultura como “el cobre del sur”, que en una década había crecido un magro 1% perjudicada por la hostilidad de sus reguladores, que se compara tristemente con la realidad de Noruega -donde quieren triplicar la producción en las próximas décadas-, y que las regiones debían jugársela con fuerza para combatir el centralismo de la política nacional.

Hubo diálogos y mensajes notables, en particular entre Jara y Kast. Preguntado Kast por si había legislado -como diputado- algo a favor de la industria, lo pilló mal parado y respondió (muy transparente) que había votado a favor de la ley Lafkenche..., aquella que los tres habían condenado previamente. Matthei evitó, sabiamente, el diálogo infructuoso entre una exministra de un gobierno que intentó eliminar a la industria y un candidato poco dispuesto a dialogar. Matthei cerró su discurso invitando al diálogo, al progreso y con un llamado de atención respecto a que Jara y Kast fueron el corazón de dos proyectos constitucionales que el pueblo chileno rechazó en forma mayoritaria.

Esta industria creó riqueza, empleo, tecnología y progreso donde sólo había mar; y con ella renacieron regiones que antes tenían solo agricultura y ganadería, con serias restricciones climáticas. La salmonicultura le cambio la cara al sur de Chile, y el país le ha pagado mal a una industria que creció a pesar de las trabas que diferentes gobiernos le han impuesto, y de la labor de sabotaje en su contra de políticos y ONG transnacionales que han judicializado su labor y han infiltrado últimamente a las instituciones que la regulan.

Grande Arturo Clement: logró con creces su objetivo. Generar opinión, debate y propuestas para el Chile austral.

Por César Barros, economista

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