Hablemos de amor: mi decisión de ser madre sola
Catalina siempre soñó con ser madre, por lo que decidió emprender sola ese camino. Entre miedos, prejuicios, apoyos inesperados y una historia de amor que se vuelve libro, relata cómo eligió a su hija antes incluso de conocerla y cómo construyó, a su manera, una familia plena y feliz.

Siempre quise ser mamá. Siempre.
Desde muy chica me imaginaba cómo sería mi vida con hijos. Me veía en el auto con música fuerte y varios niños atrás cantando y gritando. Soy la tercera de cuatro hermanos y siempre sentí que faltaba ruido en mi casa, me faltaba gente.
Me acuerdo que una vez en el colegio la profesora nos preguntó: ¿Qué quieren ser cuando grandes? Y mis compañeras contestaron: abogada, doctora, arquitecta y así. Cuando llegó mi turno, contesté: mamá.
Los años pasaron y tuve algunas relaciones importantes, pero por distintas razones no funcionaron. Me fui de viaje 14 meses sola, con una mochila y sin pasaje de vuelta. Recorrí muchos países, conocí amigos que tengo hasta el día de hoy, aprendí a bucear, hice voluntariado y gocé cada momento.
Soy una afortunada de la vida y estoy muy consciente de eso. Tengo un trabajo estable, amigos increíbles y una familia unida, pero cuando cumplí 30 años sentí ese “fantasma” del reloj biológico. Hablé con mi familia porque quería congelar óvulos y poder tener paz mental con respecto a ese tema. La respuesta fue: “Dale una oportunidad al amor”.
Años después, estaba en la misma situación y cuando fui a un control con el ginecólogo, me recomendó a un especialista que me podía ayudar. Ese mismo año hice el procedimiento y el fantasma se fue.
Pasó el tiempo y estaba en un muy buen momento de mi vida cuando el fantasma volvió. Pero esta vez, no lo pude alejar. Es difícil de explicar, pero era un pensamiento que estaba constantemente detrás de mi mente, siempre presente, siempre acechándome.
Finalmente, después de mucha reflexión y con la mayor responsabilidad posible, decidí tratar de ser mamá mediante donante de esperma. Mi doctor, que fue el mismo con el que había congelado óvulos años atrás, me explicó cómo era el procedimiento y los pasos a seguir. No conocía a nadie que lo hubiera hecho, pero sentía que me debía a mí misma, al menos, intentarlo.
Le conté a mi familia porque necesitaba saber si me iban a apoyar y aceptar, sabía que ser mamá sola era muy difícil. La respuesta hasta el día de hoy me emociona.
Cuando me dieron la noticia de que había funcionado el tratamiento, no lo podía creer. Era surreal, como si fuera un sueño. Una mezcla entre pánico y felicidad.
Estaba tan contenta, pero tan asustada por lo que venía. No sabía cómo el resto lo iba a tomar, pensé que me tratarían de loca, de irresponsable, de egoísta y quién sabe qué más. Estaba esperando lo peor.
Pero, para mi sorpresa, me encontré con una apertura increíble. A cada persona que le conté que estaba esperando guagua y de la forma que lo hice, me felicitó con mucha calidez, empatía y asombro.
Me sorprendió también la cantidad de mujeres mayores que se acercaron para contarme sus propias historias y decirme que, si esta opción hubiera existido cuando ellas eran jóvenes, habrían hecho lo mismo.
Pero no todo ha estado exento de dificultades. Desde septiembre de 2022, la nueva ley indica que, en el caso de madres solteras, el primer apellido tiene que ser por obligación el de la madre y el segundo apellido el que elijas. Yo quería que mi hija tuviera como primer apellido el que tienen mis medias hermanas mayores y, como segundo, el mío. Por lo tanto, tenía que invertir el orden.
Junto con abogados, enviamos una solicitud de cambio de apellido, ya que cumplíamos con los requisitos que la ley exige. Pero la jueza lo rechazó, pues, según ella, mi dinámica familiar consideraba que mi hija debía decidirlo cuando tuviera la edad suficiente. Incredulidad total.
Nunca he sentido vergüenza de mi decisión y tampoco se me ocurrió inventar alguna historia, ni al mundo y menos a la Delfina, de cómo había nacido. Desde que supe que estaba esperando guagua, empecé a buscar información sobre cómo contarle. Quería, como cualquier mamá primeriza, estar preparada e informada.
Con el tiempo, decidí que la mejor forma era a través de un cuento infantil. Algo que pudiera leerle desde muy chica y que ilustrara de forma simple esta decisión. Una historia que pudiera explicarle, a medida que fuera creciendo y de forma orgánica, el por qué su familia es diferente a otras y que no tiene nada de malo.
Pero no encontré nada disponible que me hiciera sentido, así que, sin ninguna experiencia previa y sin saber nada del rubro, decidí escribirle un libro.
En un principio, me enfoqué mucho en cómo creía que tenían que ser los libros de niños: animales, rimas, dibujos infantiles, moralejas o canciones. Y un día, mientras me estaba quedando dormida, las palabras fluyeron y escribí el borrador. Así nació “Delfina, yo te elegí”. Totalmente autogestionado, independiente y autofinanciado.
Con este libro, espero poder plasmar ese deseo tan profundo e íntimo, el anhelo del alma que es el querer ser madre. Es, básicamente, una conversación entre mi hija y yo y estoy feliz de poder compartirla.
“Delfina, yo te elegí” está pensado para que un adulto se lo lea a un niño. La idea es poner sobre la mesa el tema, abrir la conversación y que de forma natural vayan saliendo las preguntas que al niño se le vayan ocurriendo. Y a su vez, el adulto pueda contestar lo que él o ella estime conveniente. No quería dirigir la conversación a ninguna parte en particular, no me interesaba entrar en detalles específicos del procedimiento o algún tecnicismo que, en mi opinión, solo iban a complejizar la historia. Simple, honesto, orgánico.
Me gustaría poder transmitir que la vida es impredecible, que lo distinto o inusual no tiene que ser menos feliz y satisfactorio. Y si este libro le sirve a una persona, entonces es un éxito.
Me siento orgullosa de lo que logramos, estoy agradecida de todos aquellos que participaron de este sueño y por, sobre todo, las respuestas positivas que he recibido y las respuestas de mi propia Delfi que me pide que se lo lea todas las noches.
No tendré la vida que imaginaba, pero tengo una vida que me hace inmensamente feliz.
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- El libro “Delfina, yo te elegí” se encuentra disponible y lo puedes adquirir aquí.
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