Política

Alfredo Joignant: “Buena parte de esta guerrilla en la derecha es una reacción al gobierno de Boric”

Este cientista político con domicilio en la izquierda habla aquí de las falencias de ese mundo político y de las dificultades que enfrenta Jeannette Jara en esta elección presidencial. “Aquí hay mucha gente enrabiada con la izquierda en general”, sostiene.

Foto: Andrés Pérez Andres Perez

El sociólogo y destacado cientista político Alfredo Joignant creció en una familia socialista. Es hijo de quien fuera intendente de Santiago y director de la PDI durante la Unidad Popular. Muchos de sus grandes amigos pertenecen a ese mundo. Por lo tanto, cuando observa los procesos políticos y sociales lo hace desde ese acervo cultural, pero sin ceguera.

De ahí que este académico de la Universidad Diego Portales, columnista y panelista del programa Tolerancia Cero exprese sin eufemismos su profunda desazón por la situación que atraviesan las izquierdas, especialmente la socialdemocracia.

A su juicio, los primeros años del gobierno del Presidente Gabriel Boric -unido a los procesos constitucionales- alimentaron un malestar que hoy capitalizan las derechas. “Yo espero que, de perder, las izquierdas estén en condiciones de hacer un proceso reflexivo”, afirma.

Estamos a pocos días de la elección presidencial, ¿qué escenarios se abren después del próximo domingo?

Primero, creo que esta elección va a marcar el término de un periodo de seis años que se inició con el estallido social. O sea, todo lo que pasó entre el 2019 y el 2025 ha sido una suerte de terremoto histórico. Entonces, para entender lo que va a ocurrir en esta elección, hay que leer lo que fueron esos años.

No parece tan fácil…

Para nada. Es bien complejo. Tuvimos un estallido social, dos procesos de cambio constitucional abortados, una pandemia y el triunfo de Gabriel Boric.

¿Y cuál es su lectura de esa saga de acontecimientos?

Mi impresión es que todo lo que hoy está pasando con la derecha tiene directa relación con ese período.

¿La apertura de varias derechas?

Yo hablo de una derecha en singular, porque, al final, son un bloque. Es altamente probable que sea quien sea que pase a segunda vuelta, los otros se van a sumar. Ya pasó en el 2021 con Kast. Mi punto es que buena parte de esta guerrilla que hay en la derecha es una reacción al gobierno de Boric.

¿En qué sentido?

Todo este tiempo -y especialmente los primeros seis meses del gobierno- fue muy traumático para la derecha. Y el rechazo al primer proceso constitucional fue el abono para lo que hoy día estamos viendo. No pasemos por alto -y esta es la principal crítica a Boric y a Giorgio Jackson- que ellos ataron el destino de este gobierno al proceso constituyente. Fracasaron. Fue un error muy grave. No podías amarrar tu gobierno a una cuestión tan azarosa. Y si a eso le sumas una conducta sumamente errática de todas las izquierdas durante el estallido y las dos acusaciones constitucionales en contra de Sebastián Piñera, bueno, se tocó una tecla que produjo el inicio del trauma de las derechas.

¿Trauma?

Sí. Me consta. Lo he hablado varias veces con gente que viene de ese mundo. Todo ese periodo, desde el 2019 al 2022, fue un período sumamente traumático para la derecha. Por eso digo que lo que estamos viendo hoy en la campaña presidencial es una expresión postraumática de aquello. Y creo, además, que esto es lo que explica este fenómeno tan extraño de tener dos derechas radicales. Insisto: dos. No una.

¿Su tesis, entonces, es que el surgimiento de la derecha más dura es una reacción directa al gobierno de Boric?

Totalmente. Boric puede reivindicar un 30% de popularidad, pero no podemos desconocer que existe un sentimiento antiboricista muy grande en el país. Aquí hay mucha gente enrabiada con la izquierda en general. Mucha.

¿Y cuál sería la responsabilidad directa de Boric?

Partamos por decir que la gran novedad de la izquierda chilena es y seguirá siendo Gabriel Boric. Es un político talentoso y llegó para quedarse. Pero al mismo tiempo es un líder político que fue errático en el periodo inicial del gobierno. También pecó de soberbia, de exceso de confianza respecto de la izquierda frenteamplista. Nunca fue tan evidente esa hegemonía.

5 de noviembre 2025 Entrevista a Alfredo Joignant, sociólogo. Foto: Andres Perez Andres Perez

¿Diría que el Socialismo Democrático logró hegemonía o constituir una nueva izquierda?

No hay una nueva izquierda organizada, articulada. El Socialismo Democrático tampoco logró constituirse como una fuerza potente. Es una entelequia. No existe.

¿Y qué les pasó? Fueron una fuerza bisagra importante.

Creo que el Socialismo Democrático se achanchó. Tampoco logró hacer un recambio generacional. La última expresión de la antigua élite socialista, para ponerlo en esos términos, es Ricardo Solari y Camilo Escalona en el PS. Y en el PPD sería Guido Girardi y Carolina Tohá, pero esa generación está pronta a retirarse y no hay recambio claro.

¿Y el Frente amplio?

Ha quedado demostrado que la generación del Frente Amplio logró instalarse, pero sin la brillantez de la generación anterior.

¿Y el PC? ¿No ha ganado mejor posición?

No me parece. Su desempeño electoral es del 6%. No es un partido pujante.

Pero tiene a la candidata presidencial y tiene generación de recambio…

Sí, pero es una candidata presidencial que no responde a la línea de su partido. Ese es un fenómeno extraño que también explica que esta sea una elección muy rara.

¿Muy rara por qué?

Porque yo nunca había visto un caso en donde una candidata comunista -en tiempos donde los vientos ideológicos van en otra dirección a nivel mundial- pueda aspirar a ser presidenta de Chile. No sé qué le pasó a la izquierda chilena para que termináramos con una candidata comunista en el tiempo equivocado. No por anticomunismo, sino por sentido común.

Con el espejo retrovisor, ¿qué cree que pasó? Fueron las izquierdas las que la eligieron a ella…

Primero, porque votó poca gente. Fue un millón cuatrocientos mil personas. Faltaron algo así como medio millón de personas para llegar a los registros tradicionales de participación de primarias. Mirado hoy, creo que no debería haber habido una primaria. Ese es todo el error.

¿Y que la primera vuelta hubiese sido la primaria, como finalmente está pasando con la derecha hoy?

Al final, en la derecha tuvieron un acierto. No creo que hayan hecho el cálculo, pero les resultó mejor. Lejos.

5 de noviembre 2025 Entrevista a Alfredo Joignant, sociólogo. Foto: Andres Perez Andres Perez

La guerra cultural

¿Chile giró a la derecha? En entrevista con La Tercera, Johannes Kaiser dijo que no, que lo que pasó es que la izquierda se volvió loca.

Kaiser está desconociendo un dato que sí permite sostener que el país se está derechizando. Es lo que muestran las encuestas del CEP y la Ipso UDP. Lo que ocurre a fines del 2019 es que sólo el 7% del electorado se declaraba de derecha. Hoy día es el 24%. Esto ha pasado en sólo seis años. Por lo tanto, este es el único argumento que permite decir que hay algo de derechización en la sociedad chilena.

En su reciente columna en el diario El País usted decía que “algo nefasto tuvieron que hacer las izquierdas chilenas para que nos enfrentemos a tan dramático cuadro electoral”. Lo decía por el auge de las derechas. ¿Qué es lo nefasto?

Lo nefasto son las chapucerías en el acto de gobernar. Me refiero a errores imperdonables de gestión y a una conducta muy errática en el primer año de gobierno. También a una especie de fantasía identitaria que dejó espantada a mucha gente. Ese acto de cierre en Valparaíso con la famosa violación de los símbolos patrios fue tremendo. En el fondo, se dio una combinación de cosas en cuatro años.

¿La izquierda debe hacer un proceso de reflexión, un mea culpa?

Es muy difícil hacer esos procesos mientras gobiernas. Se pudo haber hecho cuando ganó Sebastián Piñera por primera vez. Pero ahí estaba el liderazgo de Michelle Bachelet que lo llenaba todo. Y que también ocultaba las fallas programáticas e ideológicas…

Da la impresión de que, a su juicio, no había ni un candidato o candidata posible desde la izquierda. ¿Es así?

A estas alturas, tiendo a pensar que esta elección presidencial es muy difícil de ganar para la izquierda. Me puedo equivocar. Porque si irrumpe Kaiser, se puede producir una segunda vuelta completamente impredecible entre él y Jara. O sea, se abre de nuevo la elección. Y, lamentablemente, si ganara Jara, todas las fallas programáticas van a quedar en el olvido por una razón muy simple: hay que gobernar. Pero es un escenario bien improbable. Sigo pensando que aquí el gran favorito es Kast.

¿Es como que dijera que la izquierda no merece ganar…?

De alguna forma lo estoy diciendo. Hace poco, Pablo Longueira sostenía que la derecha no ha hecho méritos para ganar una elección que igual va a ganar. Bueno, si tomo sus palabras, yo diría que la izquierda no ha hecho mérito para ganar una elección en donde tiene todas las de perder. No es que yo quiera que la izquierda pierda, pero pienso que va a perder por razones muy de fondo.

¿Y qué escenario se abre para las izquierdas ahí?

Yo espero que, de perder, las izquierdas estén en condiciones de hacer un proceso reflexivo. La pregunta es quién lo hace. ¿Cada partido por separado? ¿Todos juntos? Dicho eso, no se puede desconocer que este es un fenómeno mundial. Les ha pasado a todas las socialdemocracias en el mundo. Por lo tanto, la izquierda chilena no podía hacer mucho más, salvo tomar nota.

Kaiser ha puesto énfasis en la batalla cultural. ¿Se juega algo de eso en esta elección?

Es decir, Kaiser quiere desatar una guerra cultural. La considera necesaria. Y fíjate que no son malos sus argumentos. Él tiene una conceptualización en esto. Él dice que si la derecha no libra esa batalla, el sistema se va a caer por desafección a gran escala.

O sea, ¿lo ve como un anuncio en serio?

Kaiser plantea una batalla grande. Tiene que ver con acorralar a la izquierda en sus batallas identitarias. Eso es Estados Unidos. Eso es la Argentina de Javier Milei. Tengo la impresión de que él salió beneficiado con el reciente triunfo de Milei. Lo fortaleció enormemente.

¿Y por qué no a Kast?

Porque Kaiser es libertario. Comparte la misma definición ideológica de Milei.

Una disputa cultural contra un adversario disminuido, ¿es una guerra?

Técnicamente puede ser una masacre. La izquierda llega muy debilitada a esta elección. Sinceramente, a mí me tiene más preocupado la elección parlamentaria que la presidencial.

¿Por qué?

Porque si la izquierda termina muy disminuida en las dos cámaras, el cuadro es aún más complicado. Para hacer grandes transformaciones en Chile tú necesitas mayoría simple y podría darse la posibilidad de que la derecha alcance los 4/7.

En esa línea, ¿los tres candidatos de derecha son igualmente amenazantes?

No. Evelyn Matthei es mucho menos amenazante. Pertenece a una derecha clásica a la que estamos todos familiarizados. Conocemos sus reflejos condicionados, sus posibles políticas.

Pero no recoge adhesión…

No, porque tiene el mismo problema de Carolina Tohá. Esa vieja izquierda que tampoco recogía mucha adhesión.

Esa derecha ultra, ¿responde a convicciones políticas o a la rabia de sectores desafectados?

A ambas cosas. La derecha de Kast y la de Kaiser absorbió la rabia, la interpretó y le puso contenido. Por ejemplo, esa rabia está bien reflejada en la columna de ‘los parásitos’ de Cristián Valenzuela, hombre muy cercano a Kast. Ahora escribió sobre el triunfo de Zohran Mamdani en Nueva York y plantea algo muy agudo. Dice que Mamdani apeló a una narrativa no identitaria. Su campaña no fue hacia las minorías sexuales o raciales. Se enfocó en la precariedad económica, en congelar el precio de los arriendos, en el costo de la vida. Es decir, todas esas causas que la izquierda descuidó.

5 de noviembre 2025 Entrevista a Alfredo Joignant, sociólogo. Foto: Andres Perez Andres Perez

¿Y que la izquierda chilena no ve?

Ni de lejos. No lo ve ni remotamente. Lo menos cercano a ese fenómeno es Jeannette Jara, pero en modo muy blando. Y si uno mira con cierto desapasionamiento lo que fue la campaña de Tohá, fue clásicamente concertacionista.

¿Antigua?

Muy. Ahora lo veo con más claridad. A mí me encantaba su programa, pero era de otra era. Eso explica lo que ocurrió.

¿Es un problema de una izquierda burguesa?

Es una izquierda cansada, agotada. Sin energía intelectual.

¿Los dados están echados entonces?

Digamos que están dados para una derecha más dura. El centro de gravedad de la derecha es la radicalización.

En el mapa, ¿la derecha tiene un centro de gravedad y la izquierda no tiene mapa?

Eso es. En el mejor de los casos, la izquierda está conteniendo, pero no está orientada a ganar. El programa es básico, sin alma, con una candidata con encanto. Pero hoy día las elecciones no se ganan así. Vuelvo a Mamdani. Él ganó sin echar mano a causas identitarias, sino que a causas materiales. Por lo tanto, es bastante claro que la izquierda tiene que volver a su origen.

¿Eso es más que un relato?

Claramente, pero incluso en ese plano a la izquierda chilena le falta narrativa. Dame una razón de las buenas, de las importantes, de por qué la izquierda tiene que ganar...

¿Dice que no hay ni una?

Es decir, yo tengo excelentes razones para votar por la izquierda y es ir en contra de Kaiser y Kast. Yo no quiero que ellos ganen. Son razones suficientes. Pero necesitas tener razones más potentes. Esas no me quedan claras en esta campaña.

¿Boric debió haber inspirado más este proceso?

No. Boric debería haberse opacado. Intervino demasiado. Interpeló seis veces a Kast. Son seis días de campaña perdida para Jeannette Jara. Lo considero imperdonable. La verdad es que nunca había visto algo así. Con la personalidad que tenía Ricardo Lagos, nunca le hizo sombra a Bachelet. Fue cauto, prudente. Boric perdió de vista eso. Tendría que haberlo hecho a lo Lagos.

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