
Arturo Squella: “La moderación en realidad es falta de determinación y esas candidaturas no llegarán a puerto”
Cuando José Antonio Kast parece haber superado a Evelyn Matthei en las encuestas, el timonel del Partido Republicano evita caer en las críticas directas a sus contendores de la derecha, aunque pone en duda que aseguren gobernabilidad. Y ante las primarias oficialistas, asegura que "nos motiva especialmente el hecho de que en diciembre sea José Antonio el que le gane al comunismo".
Un claro libreto tiene el presidente del Partido Republicano, Arturo Squella: no criticar directamente a ninguno de sus contrincantes por la derecha. Ni a Evelyn Matthei -a quien el candidato presidencial de su partido, José Antonio Kast, está superando en las encuestas- ni al libertario Johannes Kaiser, cuyo respaldo se ha ido erosionando fuertemente en los últimos meses.
En vez, Squella no se ahorra las críticas a la izquierda y afirma que “nos motiva especialmente el hecho de que en diciembre sea Kast el que le gane al comunismo”, poniéndose en el caso de que sea Jeannette Jara la carta triunfadora de la primaria oficialista.
El exdiputado -que buscará ser electo senador por la Región de Valparaíso- le pega fuerte a la idea de moderación que el equipo de Matthei propaga como su principal ventaja. “La moderación es reflejo de falta de determinación”, dice.
Me decía que tanto el alza de Kast por sobre Matthei y la baja de Kaiser eran esperables para ustedes. ¿Por qué?
Hemos seguido una hoja de ruta de manera disciplinada, saliendo del análisis tradicional de la política chilena, en donde los de centro miran a los de centro, los de derecha a los de derecha, sino que haciéndonos cargo del principal desafío que tiene que cumplir el próximo gobierno, que es la seguridad pública. Durante la última década se ha llegado a niveles que nos tienen con los indicadores de temor más altos del mundo. Y eso es inaceptable. En vista de eso, y teniendo a la vista que recién el 3 de marzo José Antonio empezó a comunicar los contenidos de nuestro plan de recuperación territorial, era de esperar que su candidatura fuera creciendo en adhesión, hasta llegar al punto en el que hoy nos encontramos.
¿Y por qué Matthei y Kaiser bajan? ¿Solo porque Kast ha sido más duro en temas de seguridad o por errores propios también?
Yo no analizo los errores que puedan haber tenido ellos, sí creo que nosotros hemos interpretado de buena manera lo que los chilenos están esperando: que se gobierne con determinación, que el próximo presidente de Chile se atreva a hacer lo que hay que hacer en materia de seguridad pública, lo mismo se aplica en el otro gran desafío que tenemos, que es reactivar la economía y la inversión. Me da la impresión de que hemos sintonizado de mejor manera con los chilenos y no necesariamente eso ocurrió en las otras candidaturas.
Usted habla de determinación, pero no digamos que los atributos de Matthei o Kaiser sean precisamente blandos.
Todos los candidatos, incluidos los de la izquierda, van a hablar durante los próximos meses de medidas en materia de seguridad pública y probablemente las van a poner en el centro. Lo que José Antonio tiene es que la gente verdaderamente le cree cuando afirma algo que va a hacer. No necesariamente significa que las otras personas no sean creíbles, sino que si hay un atributo que tenemos identificado que las personas valoran de Kast es la credibilidad y claridad para tomar decisiones radicales en el ámbito de la seguridad pública y de la reactivación económica.
Queda una semana para la primaria oficialista. ¿Para Kast sería mejor competir con Jeannette Jara o con Carolina Tohá?
De acuerdo al escenario que se va configurando, pareciera que nuestro desafío se divide en dos grandes etapas: ganarle en diciembre al comunismo, y al crimen organizado a partir de marzo. Nos motiva especialmente el hecho de que en diciembre sea José Antonio Kast el que le gane al comunismo para enfrentar la verdadera tarea y responsabilidad a partir de marzo, ganándole al crimen organizado.
Hay quienes dicen que ante un escenario así sería Matthei la beneficiada, ya que el centro se volcaría a votar por ella más que por Kast.
Prácticamente en todas las encuestas que miden escenarios de segunda vuelta, Kast le gana con holgura a cada una de las candidaturas de izquierda y aumenta la brecha en la medida en que sea más de izquierda el candidato. Esa lectura nos hace bastante sentido, porque frente al comunismo lo que espera el chileno es determinación, carácter y alguien que sepa contrastar el rol que ha tenido el comunismo en el pasado, particularmente durante el año 2019, en el estallido.
¿Y de ganar Jara se puede dar el escenario de que pasen los dos, Kast y Matthei?
Encuentro poco probable. Si se suma lo que marcan los cuatro candidatos de izquierda que están en la primaria, evidentemente que no son dos o tres de derecha los que encabezan las encuestas. O sea, pasa a jugar un rol importante el ganador de la primaria.
Y lo segundo es que independiente de la crisis por la que atravesamos, hay un 25%, un 30% de incondicionales a Gabriel Boric que explica por sí mismo el que alguno de ellos va a estar en segunda vuelta, ojalá frente a José Antonio Kast.
¿Y por qué esta vez no se repetiría el escenario de la segunda vuelta del 2021, cuando Kast perdió ante una carta de izquierda?
La elección del 2021 se dio seis meses después de que la derecha chilena sufriera la peor derrota que había tenido en la historia reciente de Chile. Me refiero a la elección de convencionales, municipal y de gobernadores. Veníamos de un gobierno de centroderecha, con una valoración de cerca del 7%. Y pese a eso, salimos primeros en la primera vuelta y logramos sacar un 44%, incluso empatando el Senado. Fue sin tener una estructura, a diferencia de lo que tiene hoy el Partido Republicano, que tiene representantes de elección popular en todos los rincones del país... Tenemos una lectura lo suficientemente clara de lo que se debe hacer en materia de seguridad pública, que es el principal dolor que tienen los chilenos.
¿Y en qué se diferencia el Kast de 2021 al actual? Ese año le costó cara su distancia con las mujeres, por ejemplo, como también abanderarse fuertemente con los temas valóricos.
Les estamos proponiendo a los chilenos un gobierno de emergencia, que se haga cargo de la crisis, poniendo en práctica lo que aprendimos del modelo de seguridad de El Salvador, la experiencia en materia migratoria de Hungría, en materia penitenciaria de Italia y hemos conformado un equipo con una experiencia que no vemos en otros candidatos que estén compitiendo a la Presidencia, precisamente en la prioridad uno, dos y tres de los chilenos, que es la seguridad pública. Lo que está ocurriendo es que un número creciente de chilenos nos quieren dar la responsabilidad a nosotros, teniendo a la vista de que buena parte de quienes compiten ya han formado parte de gobiernos que no pudieron resolver este problema.
Ustedes dan ese argumento para decir que Matthei no gana. Chile Vamos replica que Kast tuvo la posibilidad de hacer una nueva Constitución y que perdió esa posibilidad, que no supo gobernar esa instancia. ¿No están al debe en términos de gobernabilidad?
Nosotros entendemos por gobernabilidad el aplicar la ley, el fortalecer las instituciones y el reivindicar y fortalecer el Estado de Derecho. Eso es precisamente lo que no ocurrió en el gobierno pasado y lo que nos llevó a una situación de desgobierno total. La gobernabilidad no está dada por ganar o no un plebiscito o una elección, está dada por cómo se conduce un proceso que fue ejemplar, muy distinto al primero -me refiero a los procesos constitucionales-, y el resultado fue que la discusión sobre los cambios a la Constitución quedó atrás, se dio vuelta la página. Ahora lo que queda es ver cómo vamos a enfrentar los problemas de seguridad pública que tenemos en Chile.
¿Matthei no asegura gobernabilidad?
Con los equipos que Matthei le está proponiendo a Chile gobernar, estaban a cargo algunos de ellos de la seguridad pública en el tiempo en que no se podía transitar por la calle sin que te encontraras con una barricada. Si es que eso es gobernabilidad, simplemente estamos hablando de cosas distintas.
Francisco Undurraga, diputado y vocero de Matthei, dice al revés, que si gana Kast, hay muchas más perspectivas de un estallido o de que no haya gobernabilidad en el país.
No sabemos qué va a hacer la izquierda más dura en el caso de un gobierno de derecha. Lo que sí tenemos claro es que si se repitiera un episodio de la izquierda en las calles, a mí, en lo personal, y me da la impresión que interpreto a la mayoría de los chilenos, me gustaría tener a Kast con el sartén por el mango y no repetir el episodio del 2019.
¿La candidatura de Chile Vamos es débil en términos de seguridad?
Para la situación extrema en la que nos encontramos, con un crimen organizado al borde de doblarle la mano al Estado de Derecho, se necesita un liderazgo distinto a los que hemos tenido durante la última década y eso lo vemos muy claramente en Kast y su equipo de seguridad.
Matthei, entonces, ¿es lo mismo que Piñera?
No quiero referirme a los atributos de otras personas, pero los chilenos tenemos lo suficientemente claro lo que ocurrió en el estallido y lo que nos había gustado que ocurriera como respuesta por parte del Estado. Las conclusiones las saca cada cual.
Uno de los temas que han dejado fuera de discusión son los valóricos, los que fueron distintivos en la candidatura de Kast de 2017 y 2021. ¿Corresponde a un aprendizaje de lo que ocurrió en el proceso constituyente?
Lo que se necesita es un gobierno de emergencia, donde los chilenos tengan que tomar una decisión si es que adhieren o no a una candidatura que propone un cambio radical en la manera de enfrentar el crimen organizado, el narcotráfico y el terrorismo. Eso es lo suficientemente disruptivo como para incluir otras áreas en donde se pueden tener distintas opiniones, pero que no van a ser prioridad dentro de los próximos cuatro años.
Si en 2017 Kast decía que de ser presidente él derogaría la ley de aborto en tres causales, ¿lo harían?
No.
¿Vetarían la ley de eutanasia que está en trámite en el Congreso?
Tenemos una posición conocida en cada una de estas materias, pero lo que no va a estar en la agenda de un eventual gobierno de José Antonio Kast es abordar temas que generen debates profundos en la sociedad chilena, distintos a lo que signifique desregular las inversiones y darles un tratamiento más severo a los criminales.
Matthei y Tohá están siendo desafiadas por los candidatos que están a sus extremos. ¿El crecimiento de los extremos políticos es un fenómeno al alza?
El entender el desarrollo de la política como tradicionalmente se hacía, izquierda, centro, derecha, es muy lejano a como es hoy.
Pero nadie puede negar que Kast es un candidato de derecha...
Sí, pero me refiero a que existen cinco o seis millones de votantes no habituales que con mucha facilidad se pueden pasar de un extremo a otro y lo que van a buscar es definición, saber efectivamente qué propone una persona. Las candidaturas en donde no se ve esa determinación tienden a ser apartadas, a no ser consideradas.
Eso es lo que se vio en las elecciones municipales, en donde tú puedes comparar las elecciones de concejales y consejeros regionales, donde se ve más bien un voto partidista. Efectivamente, los mejores resultados se obtuvieron en los partidos que representan una mayor definición y aquellos que se sitúan autodefiniéndose en el centro -como la DC, Amarillos, Demócratas-, la verdad es que fue poco y nada lo que lograron en términos de resultados.
¿Moderación es indefinición?
La moderación en realidad es falta de determinación y esas candidaturas no llegarán a puerto. Lo que necesita el elector es saber verdaderamente lo que piensan las personas que los aspiran a representar. Más que moderación, lo que he visto es temor para tomar decisiones, y eso no puede seguir pasando.
En su columna del domingo pasado, Cristián Valenzuela, estratega republicano, planteaba que “la gente está cansada de que les vendan moderación” y que “está exigiendo algo nuevo y radical”. Antes ustedes mismos eludían el hablar de que la opción de los republicanos era una opción radical...
Creemos que en al menos dos ámbitos se debe ser lo suficientemente radical en las políticas que se propongan a Chile. Y eso es la manera de enfrentar al crimen organizado y la manera de destrabar el desarrollo de la economía. En esos dos ámbitos, efectivamente, creemos en una política de shock, buscar el respaldo suficiente en la ciudadanía, en los parlamentarios, independiente de sus colores políticos, para avanzar en estas dos grandes áreas. Para algunos, efectivamente, eso es algo bastante radical.
Matthei y su gente plantean que, al revés, su fuerte es justamente que son moderados. ¿Se equivocan al plantearlo como ventaja?
Cada cual pone el foco en los atributos que cree tener y que la mayoría va a recibir de buena manera.
Pero en vista de este escenario, ¿es un mal camino el de la moderación y los consensos?
El último consenso en el que Chile Vamos participó con la izquierda generó una candidata presidencial que, al parecer, va a ser la representante de toda la izquierda en la próxima elección.
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