Política

El desconocido tránsito comunista de Jeannette Jara

Nieta de un obrero de izquierda, católica, cercana a Gladys Marín, es parte de la camada de profesionales de las JJ.CC. a las que Teillier les abrió paso en un partido dominado por hombres y antiguos militantes. Tras 37 años de militancia, hoy es la candidata presidencial oficialista.

Jeannette Jara en las escalinatas de la Usach, junto a la lista con que postuló a la presidencia de la federación de estudiantes, en 1997 -entre ellos, su factótum, Marcos Barraza-.

La flamante candidata presidencial oficialista, Jeannette Jara Román (PC) -electa el domingo pasado con una abrumadora mayoría-, se plantó ayer ante el comité central de su partido, a quienes llamó a construir “una mayoría social y política”, de cara a las elecciones del 16 de noviembre.

Lo hacía ante el mismo grupo, de más de cien militantes, que hace tres meses -el sábado 9 de abril- la proclamó como abanderada comunista en una tensa jornada, a contrapelo de su presidente, Lautaro Carmona y del grupo liderado por Daniel Jadue, que torpedearon su campaña de principio a fin.

Aunque había trascendido que este fin de semana Jara pudiese suspender su militancia, por ahora, esa posibilidad estaría descartada. La exministra y su grupo más cercano habrían llegado a la conclusión de que, en sus 37 años de militancia, la marca comunista no ha sido un impedimento para que ella haya desempeñado con éxito su trabajo en diferentes frentes, como tampoco lo fue en las recientes elecciones primarias. Y que los cambios que buscan imponer en esta campaña, incluyen al PC.

“Esta candidatura no me representa sólo a mí, sino que a toda la centroizquierda. Esperamos convocar a más fuerzas políticas, a los independientes y a otros partidos que no están hoy con nosotros, pero que podrían sumarse”, dijo Jara la noche del jueves, en un acto del PS -colectividad que rápidamente dio vuelta la hoja tras la derrota de su candidata Carolina Tohá (PPD) en las primarias y se puso detrás de la vencedora-.

“Seremos articuladores de una coalición. En eso vamos a trabajar”, agregó ayer a su partido, insistiendo en la unidad de la izquierda que ha mantenido durante su carrera política.

Justamente esta es una de las diferencias centrales de Jara -y la llamada generación de recambio en el PC- con el llamado “jaduismo” o “izquierda dura” del PC, quienes creen que la alianza con los partidos de centroizquierda ha ido desdibujando las ideas rectoras del partido, entre ellas, el freno en seco a las políticas neoliberales.

“El neoliberalismo le ha hecho mucho daño a la izquierda en Chile, en Latinoamérica y en el mundo, ya que los ha obligado a hacer alianzas electorales con otros sectores de izquierda, donde han tenido que ceder en muchos aspectos para llegar al gobierno”, advertía Jadue, el 11 de marzo de 2011, en un acto paralelo a la asunción del Presidente Gabriel Boric.

Uno de los objetivos de Jara al congelar su militancia -que la administradora pública y abogada de 51 años seguirá evaluando-, es desmarcarse de la vieja guardia comunista que mantiene posiciones extremas y para muchos “retrógradas”.

Carmona y Jadue, según los partidarios de Jara, buscaron incomodar -y debilitar- a la candidata en temas como el régimen cubano y el de Nicolás Maduro en Venezuela, el impulso de un nuevo proceso constituyente y el acuerdo Codelco-SQM.

Luego de que Jara, ante una consulta en el debate en TVN, señalara que en Cuba “sí hay vulneraciones a los derechos humanos”; desde la dirección del partido le hicieron llegar un mensaje en que le señalaban que, en su congreso de enero, el partido había fijado su postura de defensa irrestricta y apoyo al régimen de Miguel Díaz-Canel contra una política exterior “antiimperialista y pro-BRICS”, que ella debía respetar en su calidad de militante y del comité central.

Lejos de amedrentarse, Jara mantuvo el pragmatismo con el que ha ido escalando peldaños en sus casi cuatro décadas de vida partidaria. El mismo que le permitió convertirse en “ministra estrella” de Boric y hoy la tiene como la principal figura de la centroizquierda chilena.

“Ella es comunista, tiene una mirada comunista y sus equipos son comunistas, pero es muy trabajadora, estudiosa y tiene una visión muy táctica”, señala una fuente oficialista que trabajó con ella. “Por ejemplo, en los temas relevantes de su cartera, sus asesores fueron expertos cercanos al centro. Por ejemplo, en la Ley de 40 horas, el exdirector del Trabajo Christian Melis (DC) y en la reforma previsional, Cristóbal Huneeus".

Los 2 de marzo, el grupo de amigos de las JJ.CC. de la Usach se reúne en el cementerio para recordar a Carlos Arias, un compañero fallecido.

Su ingreso a la “Jota”

El tránsito de Jara al interior del PC ha sido largo y, a ratos, cuesta arriba. En varios momentos debió sacar a relucir la personalidad fuerte y su “calle” -que se esconde tras su simpatía y calidez- forjada en su niñez en la población El Cortijo, en Conchalí, y su paso por cuatro colegios públicos.

A diferencia de varias “compañeras” de su generación, Jara no proviene de una familia con tradición comunista ni ligada al mundo de los derechos humanos. Sí, de izquierda.

“A fines de la dictadura había harta participación política en la población donde vivía. Imagínate que estaba la juventud radical y la juventud democratacristiana, que un día me invitó una vecina y los conocí. Le comenté a mi abuelo paterno (Manuel Jara) que quería ingresar a la JDC y me dijo: ‘¡Estás loca, nosotros somos gente de izquierda!’”, afirmó el 2 de junio en radio ADN. “Meses después de ese episodio, en el liceo conocí a los jóvenes de las Juventudes Comunistas (JJ.CC.)”, agregó.

Corría marzo de 1988, la efervescencia en torno a la disputa entre el Sí y el No en el plebiscito que determinaría la continuidad del general Augusto Pinochet en el poder comenzaba a sentirse en las calles, cuando Jara llegó al Liceo Valentín Letelier a cursar segundo medio.

Su compañero de banco, Carlos Durán -actual jefe de gabinete del Presidente Boric-, la invitó a una reunión de las JJ.CC. en el sector norte de Santiago, donde ficharía meses después.

“A mí me gustaba la política de chiquitita, sentía que había mucha injusticia social y, en ese momento, pensé: ¿Quiénes luchan por los pobres? Los comunistas. Así que voy para allá. Fue como una pulsión interna”, comentó Jara en la entrevista antes citada.

La joven de 14 años destacó en la “Jota” por su personalidad y ánimo de colaboración y, en tiempo récord, fue invitada a participar en la brigada de muralistas. “No, hasta vencer”, era una de las principales consignas que plasmaba en los muros de Renca, Conchalí y Recoleta.

Tras el triunfo del No y la posterior victoria de Patricio Aylwin, en 1989, y siempre con la complicidad y confianza de sus padres –la dueña de casa Jeannette Román y el técnico mecánico de Pinturas Ceresita, Sergio Jara-, la actual abanderada oficialista fue adquiriendo cada vez más responsabilidades en el Frente de Estudiantes Comunistas (FEC).

Era el momento estelar de la Concertación y varios amigos fueron desertando paulatinamente de la “Jota”, atraídos por el poder en ascenso de la alianza de centroizquierda que gobernó Chile entre 1990 y 2010, en la cual el PC no tenía cabida.

Jara, en cambio, optó por seguir en las filas comunistas, pero desde un nuevo frente: el trabajo social y sindical en su parroquia Jesús Señor de la Vida, en Conchalí, y en la Vicaría para la Pastoral de los Trabajadores.

Afiche de Jara en su campaña para presidir la Feusach en 1997, su último año en la carrera de Administración Pública.

La Usach

En 1991, Jara entró a Derecho a la UC de Valparaíso, lo que significó un esfuerzo extra de sus padres. Allí se enamoró y decidió casarse a los 19 años, a lo cual sus padres se opusieron. Debido al costo que significaba estudiar en la V Región y la imposibilidad de trabajar -a raíz de la pesada carga académica de la carrera- decidió volver a la capital.

Dio nuevamente la entonces Prueba de Aptitud Académica y en 1992 ingresó a estudiar Administración Pública en la Usach, carrera que volvía a impartirse tras cerrarse durante el régimen militar.

Pese a los consejos de sus padres -priorizar los estudios por sobre la política y poner sus energías en ser la primera profesional de la familia-, al poco andar Jara se conectó con las JJ.CC. de la universidad e inició una veloz carrera como dirigenta estudiantil.

Compañeros de esa época cuentan que ya en ese entonces Jara tenía posiciones “menos de izquierda en la propia Jota de la Usach”. Y, al igual que hoy, era partidaria de unir fuerzas con los socialistas y otros movimientos de izquierda.

“Siempre fue la más amarilla en la Jota, lo cual suplía con su cercanía a Gladys Marín y Teillier”, cuenta un dirigente universitario de la época.

“Existía un discurso anticomunista muy fuerte de parte de los estudiantes. Por ello, al igual que en la U. de Chile, se crearon colectivos políticos sin afiliación partidaria”, dice Jara en un ensayo del historiador Fernando Pairicán sobre la crisis existencial que vivieron las JJ.CC. tras la recuperación de la democracia.

El grupo de la “Jota” en la Usach, que se autobautizó como los “comeguaguas”, se mantiene en contacto hasta hoy.

Jara lideró las primeras protestas estudiantiles en democracia junto a sus pares de la Confech.

Corría 1997, el llamado “año del jaguar” en Chile, y Jara fue electa presidenta de la Feusach, liderando las primeras movilizaciones estudiantiles masivas y paros durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

Junto a sus pares de la Fech, Rodrigo Roco; de la Feuc, Álvaro Ramis, y de la U. del Biobío, Rodrigo Peñailillo, entre otros dirigentes de la Confech, exigían la eliminación del Crédito Fiscal (creado en 1981 en pleno régimen militar) y se oponían al entonces crédito Corfo, que antecedió al CAE (creado en 2005 durante el gobierno de Ricardo Lagos).

“Compartimos mucho con Jeannette en ese tiempo. Nos habíamos conocido en la Vicaría Pastoral Obrera, y para ella -al igual que para mí- el padre Alfonso Baeza fue una persona muy importante en su formación”, cuenta Ramis, actual rector de la Universidad Academia Humanismo Cristiano (UAHC) y uno de sus “consejeros” políticos.

A fines de los 90 y principios de los 2000, ambos exdirigentes universitarios tomaron caminos distintos. Ramis partió a especializarse a Europa, mientras Jara dejaría la “Jota” para ingresar a militar al PC. Pero décadas después sus caminos volverían a cruzarse.

Al salir de la universidad, Jara enfrentó su permanencia en un partido que no le ofrecía alternativas profesionales ni posibilidades de trabajar en la administración pública, como era su sueño. En ese momento, señalan cercanos a ella, su cercanía con Marín fue clave en su permanencia en el comunismo.

Así fue como ingresó a trabajar en el Servicio de Impuestos Internos -entidad donde existía un fuerte sindicato liderado por el PC Carlos Insunza- y, al poco tiempo, se convirtió en dirigente sindical de la Asociación de Fiscalizadores del SII.

En 1999, en una entrevista en El Siglo, Jara ya advertía sobre la necesidad de nuevos aires en el PC. “Somos conservadores, nos falta audacia política, instinto. Es necesario mostrar que nuestra opinión puede ser diversa. En la izquierda a nadie se le debe rendir pleitesía por el simple hecho de pararse ante un guanaco”.

En 2001, el entonces presidente del colegio de profesores, Jorge Pavez, fue expulsado del partido, tras intentar imponer una línea de renovación del PC, lo cual incluía sacar de la dirección a Marín, tras su magros resultados en las presidenciales del ’99, donde su candidatura obtuvo un 3,19%.

Varios dirigentes universitarios -como Roco e Iván Mlynarz- renunciaron a la militancia. Jara optó por solidarizar con Marín, a pesar de compartir la línea de aggiornamento de Pavez.

Al llegar al gobierno, Jara cambió su look. Se dejó el pelo corto y canoso y empezó a vestirse con trajes de dos piezas y sin accesorios. DEDVI MISSENE

Su “adaptación” a la Nueva Mayoría

Tras la muerte de Gladys Marín en marzo de 2005, Teillier asumió la dirección del PC y empezó a pavimentar el camino para que la tienda volviera a tener presencia parlamentaria, en alcaldías y el gobierno. Al mismo tiempo, el exjefe militar del PC en la clandestinidad comenzó a darle tiraje a la chimenea en un partido con muy poca posibilidad de ascenso y esencialmente masculino, y abrir paso a dirigentas universitarias. Entre ellas, Claudia Pascual y Jara, entre otras, que compartían la tesis del timonel de aliarse con partidos de centroizquierda e izquierda.

Recién en 2009 Teillier logró negociar cupos en el Parlamento con la entonces Concertación, lo que permitió su llegada a la Cámara de Diputados junto a Carmona y Hugo Gutiérrez.

Tras una fuerte oposición interna, de los sectores duros del partido, en 2014 esta alianza se concretó en la llamada “Nueva Mayoría”, que llevó a Bachelet por segunda vez a la Presidencia, con los comunistas.

El 11 de marzo de 2014, el PC regresó al gobierno con Pascual, como ministra de la Mujer, y Marcos Barraza, como subsecretario de Previsión Social, del cual Jara fue su jefa de gabinete. Ambos se habían conocido en la Usach y son muy cercanos políticamente hasta hoy.

Cuando el 11 de mayo de 2015 a Barraza lo nombraron ministro de Desarrollo Social, Jara siguió siendo su jefa de gabinete. Ello, hasta que Bachelet la nombró subsecretaria de Previsión Social, el 10 noviembre de 2016.

Pese a que los comunistas eran considerados los parientes pobres de aquella administración, Jara entendió rápidamente su rol como subalterna de una ministra DC, Alejandra Krauss, con quien mantiene una estrecha relación hasta hoy.

Jara en un acto en el Caupolicán, junto a su pareja, Claudio Rodríguez, y su "factótum", Marcos Barraza.

Su revancha como ministra

En marzo de 2018, tras dejar el gobierno, Jara comenzó a buscar trabajo. Le costó al principio. La exsubsecretaria cargaba con la derrota que había significado el rechazo de la reforma de pensiones de Bachelet.

En el intertanto se sumó a hacer clases a la Escuela Teresa Flores de formación política para mujeres comunistas, dependiente del Ical.

Pero muy pronto, con el apoyo del cura Baeza y de Ramis, asumió como contralora de la UAHC. “En su oficina, detrás de su escritorio (de Jara), estaba el retrato del padre Baeza”, recuerda Ramis.

Para el estallido, ella publicó una foto suya con la polera del “perro matapacos” que, hace unos días, dijo arrepentirse de haberlo hecho. Y en 2019, interpuso dos querellas -a través de la plataforma ciudadana Ideas para Conchalí, creada por ella- por homicidio frustrado contra el exdirector de Carabineros Mario Rozas, por su presunta responsabilidad en las lesiones que sufrieron dos vecinos de la comuna a causa del impacto de bombas lacrimógenas en el marco del estallido.

En 2020, el PC volvió a golpear su puerta, inscribiéndola como candidata a alcaldesa por Conchalí. El plan de la tienda era sumar las comunas hermanas de Recoleta en la zona norte y aplicar las políticas que Jadue había implementado con éxito. Pero Jara fue derrotada por René de la Vega, quien fue reelecto y la superó por casi cinco mil votos.

Quien sí logró un triunfo emblemático para el PC en la alcaldía de Santiago fue su amiga Irací Hassler, quien la fichó como administradora municipal. En eso estaba cuando a fines de ese año Boric le ofreció ser ministra del Trabajo y Previsión Social, recomendada por Camila Vallejo, quien se convertiría en una de sus principales aliadas en el gobierno y en su nominación como candidata del PC.

Jara dijo arrepentirse de haber posado con polera del "perro matapacos", durante el 18/0.

A partir de ahora, Jara inicia un reto que podría redefinir el rumbo del comunismo chileno. Lo hace apoyada por Boric y Bachelet -quienes han mantenido contacto con ella en todo momento- y por un bloque de centroizquierda que buscará aprovechar las divisiones de la derecha, cuyos candidatos siguen siendo los favoritos para llegar a La Moneda el 11 de marzo de 2026.

“En mi vida, así como en la de muchos, nada ha sido fácil, entonces esto -una carrera presidencial cuesta arriba- me parece lo más natural”, dijo Jara hace unos días.

En 2021, Jara fue derrotada por un amplio margen por el actual alcalde René de la Vega (independiente).

“Seremos articuladores de una coalición. En eso vamos a trabajar”.

Jeanette Jara ayer en el comité central del PC
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