Por Francisco ArtazaEvópoli y el incómodo silencio del día después tras la dura derrota electoral
La colectividad más joven de Chile Vamos se declaró en reflexión luego del fracaso del domingo, tras no alcanzar el umbral del 5% de los votos que exige la ley para mantenerse vigente. Mientras aquilata el golpe, la tienda iniciará acciones legales para evitar su disolución.

“Fue una noche muy oscura. Estamos recién iniciando nuestras conversaciones para entender qué pasó, qué hay detrás de este fracaso”. Eso señalaban este lunes en la mañana dirigentes de Evópoli al excusarse de hacer una evaluación sobre los malos resultados electorales obtenidos en la jornada del domingo 16 por la tienda más joven de Chile Vamos, y que los obliga a su disolución al no alcanzar el mínimo del 5% de los votos o haber elegido a cuatro parlamentarios.
La misma noche del domingo, tras conocerse los resultados, el partido se declaró en reflexión y convocó para la tarde del lunes a una reunión de su directiva. La instancia, que se esperaba comenzara al cierre de esta edición, es la primera discusión colectiva destinada a analizar las recientes elecciones, pues no se descarta convocar para los próximos días a la comisión política.
La derrota era completa. En la presidencial, la abanderada de ChileVamos, Evelyn Matthei, salió quinta tras obtener sólo el 12,46% de los sufragios, la cifra más baja para la derecha en las últimas décadas. Y en la elección de diputados, donde Evópoli se jugaba la supervivencia, los 34 candidatos del partido sumaron en total 277.936 votos, el 2,62% de los sufragios válidamente emitidos.
De esa forma, de los seis escaños que defendían, sólo retuvieron dos.
“Recién estamos empezando a hablar entre nosotros. Qué vamos a decir, si aún no entendemos bien qué pasó”, señala un exmiembro de la directiva de Evópoli que tuvo un rol activo en la pasada campaña electoral.
En la tienda, fundada en 2015 -aunque partió en 2012 como movimiento político- para llenar el vacío de una derecha liberal, moderna, libre de las ataduras de la derecha tradicional que respaldó la dictadura de Pinochet, la frustración y desconsuelo eran evidentes.
“Estamos aún viviendo el duelo”, comentaban dirigentes del partido. Y añadían: “Esto es como un choque con pérdida total”.
Pese a que todos los partidos de Chile Vamos bajaron su representación parlamentaria, siendo superados por los republicanos como la bancada más grande, el golpe más duro lo recibió Evópoli.
Y en una magnitud que estaba fuera de todas sus proyecciones.
Mediante una carta pública, la directiva partidaria, encabezada por Juan Manuel Santa Cruz, reaccionó a la derrota la misma noche del domingo con una fuerte autocrítica. “El resultado de estas elecciones nos obliga a iniciar una reflexión profunda. No hemos sido capaces de interpretar el sentir mayoritario de la ciudadanía, y aquello nos interpela a corregir el rumbo y trabajar con humildad por renovar nuestro proyecto político”, escribieron.
En lo inmediato, la directiva de Santa Cruz buscará evitar la disolución legal del partido, apelando a la justicia electoral sustentados en la interpretación del Servel que permitiría sumar, para la contabilidad de los cuatro parlamentarios que exige la ley, tanto a los que fueron electos en este proceso eleccionario como también a los que se mantienen en sus cargos en el Senado debido a que no les correspondía disputar la reelección.
“La ley orgánica constitucional de los partidos políticos establece que un partido mantiene su vigencia si cumple con uno de los dos criterios: alcanzar el umbral del 5% en la elección de diputados, o bien contar con al menos cuatro parlamentarios elegidos -diputados o senadores-, distribuidos en dos más regiones del país”, señaló la mesa directiva que encabeza Santa Cruz.
Y Evópoli, afirma su directiva, cumple con el segundo requisito. Pues sacó dos diputados electos el domingo pasado: Tomás Kast, en La Araucanía, y Jorge Guzmán, en el Maule. Y además, cuenta con dos senadores cuyo mandato se extingue en marzo de 2030: Luciano Cruz Coke, por la Región Metropolitana, y Sebastián Keitel, por el Biobío.
Se trata del mismo argumento que esgrime la Federación Regionalista Verde Social (FVRS) para evitar su disolución.
Pero el proceso de reflexión, indican al interior de Evópoli, es para entender las razones por las cuales se redujo la electibilidad de sus candidatos.
En la elección de diputados de 2021, recordaban dirigentes de Evópoli, el partido llevó 16 candidatos, casi la mitad de la plantilla que presentaron este año y los resultados fueron prácticamente los mismos. Dos diputados electos, pese a que el partido sumó a nivel nacional 221.074 votos. Es decir, 52.862 votos menos que los obtenidos el domingo. Eso sí, la elección del 2021 fue con voto voluntario, por lo que el porcentaje que obtuvieron fue del 3,5%.
En 2017, en tanto, con sólo dos años de vida, Evópoli logró 6 diputados electos y en total el partido sacó 255.254 votos, equivalentes al 4,62% de los sufragios.
Para el politólogo y académico de la Universidad Central, Marco Moreno, la caída electoral de Evópoli era previsible en la medida que hubo “un desplazamiento del péndulo político en función de una demanda de cambio se movió a una de mayor orden y en ese espacio más conservador los proyectos políticos de derecha liberal tiene poca cabida, no es el momento más adecuado para eso”.
Según Moreno, la suerte de Evópoli también tiene como correlato “el debilitamiento del ciclo del piñerismo, del cual Evópoli es un derivado”. Para este polítologo, el quinto lugar de Matthei es parte de la crisis sistémica de la derecha tradicional, de un sector que pierde centralidad, pierde capacidad de orden. Y en el caso específico de Evópoli, también pierde eficacia electoral. En el fondo, Evópoli no logró interpretar a una ciudadanía que se movió a un polo más disruptivo“, remarca.
La fragilidad con que llegaba Evópoli a esta elección era evidente dentro del partido. Especialmente después de que el senador Felipe Kast rechazara repostular.
A fines de septiembre, incluso, el exministro Gonzalo Blumel, el senador Felipe Kast y el empresario Javier Álvarez -uno de los financistas históricos del partido-, conformaron una tríada a cargo de reforzar la campaña parlamentaria.
El grupo se reunía semanalmente y entre sus primeras definiciones estuvo concentrar los esfuerzos en la elección de diputados a fin de lograr la supervivencia del partido.
Junto a la directiva del partido, Blumel, Kast y Álvarez rediseñaron la estructura de campaña y se designó a otros dirigentes de la colectividad, entre ellos, Hernán Larraín Matte, Paulina Monti y Daniela Aracheta como asesores directos de los candidatos, para ayudarlos en temas de despliegue territorial, manejo de debates y entrevistas.
Y aunque el partido apostó por incluir en su plantilla parlamentaria a figuras conocidas, entre ellas varias ligadas a la televisión, como la abogada Macarena Venegas, el periodista Felipe Vidal, la modelo Marlen Olivari, la expanelista de SQP Carolina Julio o al exentrenador de fútbol Jorge “Peineta” Garcés, los resultados no fueron los esperados.
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