Política

Guido Girardi y el apoyo a Jara: “Está mi palabra empeñada”

Pese a las "dudas legítimas" que, dice, generan en la centroizquierda las declaraciones de personeros del PC sobre el peso del marxismo-leninismo en la campaña de Jeannette Jara, el expresidente del PPD ratifica que votará por la exministra del Trabajo.

Guido Girardi, ex timonel del PPD. Foto Pablo Vásquez Pablo Vásquez R.

La derrota de Carolina Tohá en las primarias oficialistas fue un golpe duro para la centroizquierda, pero más aún para el exsenador Guido Girardi, quien fue uno de sus orejeros en la campaña. “No tocamos las teclas correctas”, reconoce en esta entrevista, en la que alerta sobre la amenaza global a las democracias liberales y analiza los ejes que movilizan ahora a las personas, especialmente a la masa de “olvidados” y a los “perdedores de la globalización”, que aborrecen de las élites y de la política, y que, ante el miedo y la incertidumbre que generan los cambios tecnológicos y sociales, expresan su rabia contra las élites. Un fenómeno que han sabido leer y capturar las extremas derechas, pero que, paradójicamente, también catapultó la figura de Jeannette Jara.

Pese a las dudas que genera en algunos de su sector el apoyar a la candidata comunista, Girardi asegura que él cumplirá el compromiso adquirido en las primarias oficialistas y llama a su partido, el PPD, a dejar de hablar de condicionar el programa de Jara, para concentrarse en incidir y colaborar en la construcción de un proyecto-país inclusivo y progresista.

¿Por qué el centro político prácticamente dejó de existir?

Lo que está pasando en Chile es parte de un fenómeno global. Tenemos un cambio telúrico que está transformando toda la sociedad. Estamos viendo un cambio de era, el más profundo que ha vivido el homo sapiens. No solo es un cambio de civilización, un cambio político, es un cambio evolutivo del ser humano. Porque estamos transitando de una era analógica, lineal, lenta, que constituyó instituciones verticales, capaces de administrar las certezas de un mundo predecible y, por lo mismo, gobernable. Ahora estamos entrando en una era donde vamos a vivir cuatro revoluciones tecnológicas simultáneas, gigantescas, que van a cambiar todo. O sea, la norma va a ser la disrupción y el cambio. Y nuestras instituciones no están preparadas para la velocidad de eso. Eso genera una nueva era de incertidumbre, con una nueva narrativa. Estos procesos acelerados de globalización han dejado a una mayoría de seres humanos perdedores, que sienten que la democracia no resolvió sus problemas de salud, de dignidad, de ascenso social, y por eso recelan de la democracia y recelan de los políticos. Ven a los políticos como una casta que se preocupa sólo de sus intereses y le dieron la espalda al pueblo.

En interesante ver cómo los extremos se tocan, porque el discurso anticasta de la extrema derecha es similar a la pugna pueblo contra élite que se instala en la campaña de Jeannette Jara.

Cuando Fernando Carmona habla del pueblo contra la élite tiene ahí un punto. Porque uno de los grandes temas hoy día es que este mundo mayoritario, que son los olvidados, los perdedores de la globalización, está contra las élites. Y ese fenómeno es global. Trump construyó su primera presidencia contra Hillary Clinton y ahora contra Kamala Harris, dejándolas a ellas como representantes de lo políticamente correcto y a él siendo representante del pueblo. Él usó el mismo clivaje, el pueblo contra la élite. Eso se suma a otro cambio que es muy radical en la sociedad actual. La izquierda tradicionalmente representaba al mundo popular, pero en la medida en que construye su política identitaria, fracciona y genera compartimentos estancos donde cada cual tiene su propia lógica y pierde el sentido de identidad global. Pero lo que hoy está amenazado no es sólo un sector político: son los proyectos liberales, de centro, izquierda y derecha. La democracia liberal, eso es lo que está amenazado.

¿La misma democracia liberal que en el siglo XIX y principios del XX representaba la indignación contra los abusos, ahora ya no es capaz de dar respuestas a los desafíos del siglo XXI?

La extrema derecha se adueñó de la representación de lo que antes era el motor principal que permitió los cambios y las transformaciones. Pero lo más interesante es que estos cambios han hecho que el mundo liberal, la Social Democracia o el Socialismo Democrático, cambie su relación con la sociedad. Porque hoy nosotros somos los conservadores. Queremos conservar la democracia, las instituciones, queremos conservar las élites, los partidos, queremos conservar el capitalismo. Un capitalismo reformado, si quieres, con Estado y bienestar, pero defensores del capitalismo.

17.julio.2025 Guido Girardi, extimonel PPD y presidente del Congreso del Futuro. Foto Pablo Vásquez Pablo Vásquez R.

¿Cómo vio reflejados esos fenómenos en las primarias oficialistas y cómo impactaron en la derrota de Tohá?

Esta dimensión, si uno pudiera decir del “partido mayoritario” de los perdedores contra las élites, se expresó claramente en la disputa de Tohá con Jara. O sea, ¿dónde gana Carolina Tohá? En cuatro comunas donde vive la élite progresista, pero la candidata del PC logra representar, sensibilizar ese mundo de perdedores que considera que su adversario es la política. Jeannette tuvo la inteligencia de centrarse muy bien en ser representante de esa tensión pueblo contra élite. Pero, además, fue capaz de representar esta otra tensión, la de la emotividad, del discurso simple. Creo que esto tuvo más que ver con los atributos del candidato que con la interrogante de qué candidato podía gobernar mejor.

¿Esa misma tensión se vive en las derechas, entre Evelyn Matthei y José Antonio Kast?

El riesgo para Evelyn Matthei es el mismo, ¿por qué? Porque la élite tiene que ver también con cómo se constituye. Carolina Tohá tenía al PPD, el PS, el PR y al PL, tenía todas las siglas políticas posibles, además de los atributos de una candidata sofisticada, reflexiva, que hablaba en códigos muchas veces abstractos para la gente, pero tenía a la élite. Bueno, si tú vas a Matthei con Kast, ves lo mismo. Matthei claramente es la élite. Tiene a RN, a la UDI, tiene a Evópoli, a Demócratas. Y ¿quién es el outsider? Kast. Después, ¿quién tiene un discurso más directo, más simple? Yo creo que Kast.

¿Jara será capaz de crecer en los sectores populares gracias a ese clivaje de pueblo contra élite, o será castigada por acercarse a los partidos de centroizquierda que representan a la élite a los ojos de los “perdedores de la globalización”?

Ahí hay una tensión interesante. Porque no van a ser dominantes las narrativas ideológicas. No digo que no existan, pero no van a ser dominantes los ejes izquierda, centro, derecha. Es cierto que Jara va a tener ahora, así como lo tuvo Tohá y lo tiene Matthei, a la élite detrás de ella. Pero si hay una segunda vuelta Kast-Jara, estoy seguro de que la derecha liberal va a tener que sumarse a Kast, pese a que el objetivo final de Kast es devorar a la derecha liberal. O sea, en ese sentido se van a netear. Ahí van a ser los atributos de los candidatos los que van a entrar a jugar. ¿Quién es capaz de reflejar mejor los atributos de representación del mundo popular? Ahí va a jugar a favor de Jeannette, porque es de Conchalí y genuinamente pertenece a un mundo popular. La gente se va a identificar más con ella que con un personaje rubio, de ojos azules y medio alemanote. En esa dicotomía, Jeannette es más fuerte. En la dicotomía de lo afectivo, de lo simple, de la comunicación directa a este cerebro emocional también creo que Jara tiene ventajas sobre Kast. Kast aparece como más empático que Matthei. Pero en empatía se lo va a llevar Jara.

¿Fue un error que la campaña de Tohá planteara el tema del anticomunismo?

Nosotros no tocamos las teclas correctas, no logramos conectar, poner el fonendo como los médicos en el lugar correcto para escuchar el latido que estaba teniendo la sociedad. Creo que Jeannette tuvo mucha más capacidad de percibir eso. Nosotros, por convicción democrática, intentamos reponer una conversación de sentido, de contenido y de proyecto país, cuando esos elementos ya no son los que hoy los cerebros están dispuestos a escuchar.

17.julio.2025 Guido Girardi Médico y expresidente del Senado de Chile Foto Pablo Vásquez Pablo Vásquez R.

¿Seguridad será el problema para Jara?

Donde Kast podría tener ventaja es en el tema de seguridad. Yo creo que hay tres temas que importan a la ciudadanía: llegar a fin de mes, o sea, el tema económico. Dos, seguridad. Tres, tema migrante. Ahí Jeannette tiene que tener mucha inteligencia. Kast va a ofrecer autoritarismo: minar las fronteras, construir cárceles, mano dura. Tenemos un punto ahí, porque el mundo de izquierda no aparece identificado claramente con tener mano dura y, particularmente, porque muchos parlamentarios comunistas en algunos proyectos de seguridad votaban en contra, no son partidarios de usar los militares en tareas de seguridad pública. Uno de los ejes que ella va a tener que oponer a la idea de autoridad es cómo ella propone la lucha por la seguridad como un concepto que yo llamo protección y cuidado. Luego, en el tema del crecimiento tenemos un segundo problema. Jara logró conectar con la gente al proponer un salario mínimo de 750 mil pesos. Pero eso no va a ser suficiente. Si yo miro la última declaración de Fernando Carmona, cuando dice que el programa económico lo definió el comité central del PC bajo una lógica leninista, eso no ayuda. Jara tiene que ofrecer un proyecto nacional, que involucre el desarrollo de proyectos y la asociación pública y privada. Si quiere ser competitiva, ella -a diferencia de Kast- tiene que ofrecer un proyecto nacional.

¿Ve en Jara la disponibilidad para construir un proyecto nacional, que no sea sólo vinculado al PC?

El hecho de que su programa fuera de sólo siete páginas es una oportunidad, porque hay que reconstruir un programa que sea para Chile. Lo que no puede haber acá es un programa ideológico, de un determinado sector, sea cual sea. Chile tiene tantas oportunidades, que solo son posibles si hay un gran acuerdo país. Kast tiene un talón de Aquiles, que es una persona que no quiere o aparece no queriendo generar puentes. Y sin puentes, sin diálogo, no hay posibilidad. En un mundo polarizado, Jara debiera representar, a diferencia de Kast, la voluntad de construir puentes.

¿Confía en que ella pueda hacerlo?

No sé, yo hablo de un ideal. Tal vez hay que cambiar el verbo, por ejemplo, que ha tenido el PPD de poner condiciones. Yo más bien diría el PPD quiere incidir, quiere ayudar a elaborar un proyecto nacional, que sea transversal, que represente al conjunto de los chilenos, que no sea un proyecto ideológico, que permita capturar las oportunidades gigantescas que tenemos y que requiere el concurso de todas y todos. Un proyecto que sea capaz de capturar y resolver las amenazas, porque la democracia tiene un desafío: hoy no tiene proyectos de largo plazo, pero es también ineficiente en el corto plazo.

17.julio.2025 Guido Girardi. Foto de Pablo Vásquez Pablo Vásquez R.

¿Va a apoyar a Jara?

Está mi palabra empeñada. Y yo tengo un principio ético que es mi palabra. Por lo tanto, yo la cumplo. Yo quisiera, al mismo tiempo, votar por un proyecto-país que le sirva a Chile. Un proyecto que no esté secuestrado por una determinada ideología, sino un proyecto amplio, inclusivo, colaborativo, viable, inteligente, que tenga capacidad reflexiva, que tenga visión de largo plazo, pero que también tenga capacidad de resolver los problemas de la sociedad, que sea una democracia eficiente, con reforma del Estado, con instituciones rápidas, que potencie la alianza público-privada que muchas veces desde la izquierda más radical se asocia como privatización. No es privatización, es más sociedad. No es más mercado, es más sociedad. Los partidos que participaron en la primaria tienen un deber ético. Y la ética es de las pocas cosas que nos van quedando.

¿Fue un error el comentario de Natalia Piergentili, expresidenta del PPD, de que estaba en duda su apoyo a Jara?

Hay una duda legítima, una incertidumbre legítima. Porque si tú te atienes a algunas cosas que se han dicho, por ejemplo, a la declaración del senador Daniel Núñez, que dijo que ellos tenían un análisis de la historia desde el marxismo-leninismo, está bien, es legítimo que sea el enfoque de su partido, pero para quienes no somos marxistas y que no tenemos esa mirada, entre comillas, religiosa, nos parece que puede ser poco inclusivo. O el planteamiento de Fernando Carmona, que dice que el programa económico fue hecho desde el comité central bajo una mirada leninista, claro, eso genera dudas de si es posible construir un proyecto nacional, un proyecto económico del siglo XXI. Pero yo prefiero que esa duda se transforme en capacidad de incidir y de ayudar; creo que Jara tiene más potencialidad de construir puentes. Kast es una persona muy capaz, muy inteligente, pero es una persona que no cree en eso.

Da la sensación de que en la centroizquierda dieron por perdida la presidencial y que lo que se espera de Jara es más bien que gane la primera vuelta, lo suficiente para asegurar las parlamentarias…

Creo que las elecciones están totalmente abiertas, son inciertas justamente porque no hay estos clivajes ideológicos dominantes. Si hay sutileza, creatividad para entender que estamos enfrentando una nueva era que requiere salir de las matrices ideológicas formales y que tenemos que construir pensamiento colaborativo, el que sólo emerge de la capacidad de articular la mayor cantidad de visiones distintas, en vez de ponerlas en oposición, puede surgir una inteligencia colaborativa lo suficientemente poderosa para dar respuesta a los desafíos de esta nueva era.

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