Por José Miguel WilsonMulet, sí; Jiles, no: la razón por la que la derecha ahora mira con desdén un acuerdo en la Cámara con la diputada PDG
Un pacto con el PDG no es el único camino para alcanzar una mayoría que dé gobernabilidad en esta rama del Congreso. La otra vía es llegar a un acuerdo amplio con la centroizquierda (DC, PPD, PS, liberales) o bien lograr un entendimiento con algunos descolgados del actual oficialismo, como los diputados Jaime Mulet (Frevs) o René Alinco (independiente Frevs).

Un breve receso hasta el 5 de enero de 2026 se tomará el Congreso por las fiestas de fin de año.
Con ello, también debieran entrar en una pausa las intensas conversaciones que se están realizando en la Cámara de Diputados con el fin de lograr un acuerdo administrativo y de “gobernabilidad” para el próximo período parlamentario.
Ese entendimiento implica negociar la repartición de espacios de poder; por ejemplo, definir la alternancia en la presidencia de la Cámara y la rotación en las comisiones legislativas, que son cruciales para fijar el ritmo de tramitación de proyectos de ley.
Si bien las fuerzas que apoyaron al presidente electo, José Antonio Kast, eligieron a 76 diputados, el futuro oficialismo igualmente necesita de dos votos más para alcanzar la mayoría (78 votos de 155 diputados) con el fin de tomar el control absoluto de la corporación.
Una alternativa es cerrar un acuerdo con los 14 diputados electos del PDG, que si bien eligieron a Juan Marcelo Valenzuela como jefe de bancada, siguen teniendo a Pamela Jiles como principal carta para presidir la Cámara, según ha reiterado el líder de la colectividad, Franco Parisi.
Sin embargo, no es el único camino hacia la mayoría. La otra vía es llegar a un acuerdo amplio con la centroizquierda (DC, PPD, PS, liberales) o bien cerrar un acuerdo con algunos descolgados del actual oficialismo, como los diputados Jaime Mulet (Frevs) o René Alinco (independiente Frevs).
Esta última opción es, hasta ahora, la más atractiva para la derecha, que conformó un comité negociador, encabezado por el actual presidente de la Cámara, José Miguel Castro (RN), e integrado por los diputados Benjamín Moreno (republicano), Jorge Alessandri (UDI) y Cristóbal Urruticoechea (libertario).
La posibilidad de cerrar un acuerdo con Mulet y Alinco, además, podría ser una forma de romper un dique para sumar más apoyos, ya que es probable que otros legisladores, al ver que la derecha ya tiene una mayoría en el bolsillo, se abran a tener un acercamiento con la futura administración de Kast, actuando con el mismo pragmatismo con el que han sido aliados tácticos del gobierno de Gabriel Boric.
Por ejemplo, el diputado Carlos Bianchi (independiente) podría calzar en el diseño de un nuevo acuerdo. Incluso, existe una fórmula para cerrar un trato con “los dos Bianchi”, involucrando, además, al senador Karim Bianchi, hijo del diputado magallánico.
Un escenario así empujaría a partidos de centroizquierda como la DC, el PPD, los liberales e, incluso, el PS, a allanarse a negociar, pero ya no en igualdad de condiciones con la derecha, sino que en una posición minoritaria, simplemente con el fin de no ser marginados de la distribución de cuotas de poder en la Cámara.
Señales
Por ahora el interés de la derecha de cerrar un acuerdo con Mulet al menos ha sido retribuido con algunos guiños del diputado por Atacama y excandidato presidencial del Frevs, que en el último año se convirtió en un aliado incómodo para Boric.
Al Presidente de la República le molestó especialmente la estrategia electoral de Mulet, quien levantó una lista paralela al oficialismo, que a la larga se tradujo en una dispersión de votos y en una menor cantidad de diputados electos por parte de los partidos de gobierno.
“Hay que ser una oposición constructiva, creo que hay que respetar, aunque a uno le duela el alma, el pronunciamiento de la ciudadanía...”, dijo Mulet la semana pasada en Radio Agricultura.
El legislador de Atacama reforzó esas señales en una entrevista a El Mercurio, donde, al ser consultado si ya estaba en conversaciones con la derecha, no respondió directamente. Solo admitió que su deseo es que se reedite un acuerdo amplio con legisladores del oficialismo y la oposición para generar un mejor clima de gobernabilidad.
Un elemento clave en un acuerdo entre la derecha y Mulet y Alinco sería el compromiso del presidente de la Cámara de no poner en discusión la reforma constitucional, impulsada por un grupo transversal de senadores, que fija un umbral para que los partidos puedan elegir diputados y que establece la cesación del cargo de aquel legislador que renuncie a su partido o a su comité de origen.
Aquella reforma, que busca frenar la fragmentación política y controlar a los díscolos, ha sido apodada en la Cámara, en tono de broma, como la Ley Anti-Alinco, aunque también generaría una traba importante al Frevs, partido al que Mulet pretende salvar de su disolución.
Desdén
Estos acercamientos han llevado a los dirigentes de la derecha a mirar con distancia un acuerdo con la bancada del PDG, donde Jiles es la única que está interiorizada del trabajo legislativo. Por lo tanto, por ahora es la única que podría asumir un rol de conducción de la sala o de alguna comisión.
Incluso, lo que más preocupa a la derecha no es precisamente que la legisladora asuma la presidencia de la Cámara, sino que tome el control de la Comisión de Constitución, donde ha jugado un rol incidente, a pesar de ser una integrante más.
En el pasado, en esa misma instancia legislativa, Jiles fue una articuladora clave para empujar los retiros de ahorros previsionales, que, mediante el resquicio de presentar reformas constitucionales, sorteaban las facultades exclusivas del Presidente de la República en materia de seguridad social.
Por la misma vía de modificar directamente la Carta Fundamental, también se podría avanzar con iniciativas como la eliminación del IVA (Impuesto al Valor Agregado) a los medicamentos, que fue una de las iniciativas que levantó Parisi en la pasada campaña presidencial.
Si bien desde la izquierda y la centroizquierda ha comenzado a levantarse una presión pública para alzar a Jiles como carta para presidir la Cámara con el fin de amedrentar a la derecha. En el mismo actual oficialismo admiten que ese plan no es viable, porque la diputada también genera anticuerpos en ese sector político y se corre el riesgo de que aumenten los descuelgues en favor de la derecha.
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