Política

Michelle Bachelet: el largo recorrido para una apresurada postulación a la ONU

A mediados de julio la expresidenta Michelle Bachelet dejó de lado el misterio que por meses había mantenido respecto de su interés por postular a la Secretaría General de la ONU y confidenció a su círculo más cercano que sería candidata. Eso marcó el punto de partida de diversas gestiones que la involucraron personalmente para frenar a eventuales competidoras y al gobierno del Presidente Boric, el que impuso un diseño muy distinto al que había preparado originalmente Bachelet.

DRAGOMIR YANKOVIC/ATON CHILE

“Me están pidiendo mucho que vaya... No se imaginan la cantidad de llamados que recibo”, comentó la expresidenta Michelle Bachelet la noche del 17 de julio pasado a un pequeño grupo de amigas y colaboradoras de su máxima confianza cuando le preguntaron si competiría por la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Esa noche, Bachelet había llegado a la casa de la presidenta del PS, Paulina Vodanovic, para asistir a la celebración del cumpleaños de la exministra Ana Lya Uriarte organizado por la senadora y exdirectora de la Fundación Horizonte Ciudadano. Festejo al que asistieron sólo cinco de las mejores amigas de la exmandataria.

En ese ambiente íntimo y resguardado fue inevitable que surgiera el tema de la candidatura a la ONU. Por más de un año y medio la expresidenta chilena había persistido en dejar en el aire una respuesta definitiva. En ocasiones se había mostrado más decidida, en otras no.

Para su núcleo cercano, Bachelet estaba “muy cómoda” en su posición de conferencista internacional, con una amplia agenda de actividades en el extranjero, pero sin las obligaciones y responsabilidades de un cargo. No sólo eso. El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca había sido un duro golpe a su intención de postular a la ONU. El ascenso del republicano trajo aparejados fuertes recortes en el financiamiento de la organización, entidad que aún depende en gran medida de los aportes de Estados Unidos. Pero también implicaba una amenaza constante a cualquier esfuerzo de reposicionamiento de la ONU en la esfera internacional.

Por eso, esa noche, Bachelet intentó zafar una vez más -insistió en que “todavía lo estaba pensando”-, pero sus amigas no la dejaron. Y le recordaron que había sostenido lo mismo en 2018, cuando el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, le pidió que volviera a la ONU para asumir como alta comisionada de los Derechos Humanos. “Estás usando exactamente las mismas palabras que dijiste poco antes de aceptar. Eso es un sí para todas las que te conocemos”, le dijeron varias de ellas.

No estaban equivocadas.

Tres semanas después, Bachelet tomó un vuelo a México, donde asistió a diversos eventos internacionales. Y en su paso por la capital mexicana realizó una de las primeras acciones con miras a viabilizar el complejo y largo camino que le queda por recorrer para, eventualmente, convertirse en la primera mujer en ocupar la Secretaría General de la ONU en sus 80 años de historia.

Se trató de una conversación privada con la ministra de Medio Ambiente de México, Alicia Bárcenas, cuyo nombre también resuena como carta de su país para competir a la ONU.

Bárcenas -quien vivió en Santiago entre 2008 y 2023, mientras se desempeñó como secretaria ejecutiva de la Cepal y luego como embajadora de México- había recibido el 1 de julio el respaldo de la Presidenta Claudia Sheinbaum para lanzar su candidatura, convirtiéndola en una de las competidoras más serias para las aspiraciones de Bachelet.

Ambas coincidieron el 16 de agosto como panelistas principales en un foro organizado por la Cepal en el marco de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe. La ocasión era propicia para hablar a solas, pero no pudieron. Por razones de salud, la excanciller mexicana no pudo asistir presencialmente y sólo entregó un mensaje vía online.

Una segunda oportunidad se presentó 10 días después. El 26 de agosto, ambas participaron en el foro inaugural de la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y Universitarios organizado por la Universidad Autónoma de México (UNAM). Al término del panel, señalan voces cercanas a la exmandataria, hablaron a solas sobre sus aspiraciones a la ONU.

Dos fuentes cercanas a Bachelet aseguran que Bárcenas le aseguró que no se presentaría si es que la expresidenta chilena oficializaba su candidatura.

Para entonces, Bachelet y su equipo más íntimo -que integran Ana Lya Uriarte y la periodista Haydée Rojas- ya habían comenzado a diseñar una estrategia preliminar para la candidatura.

El diseño era mantener la incertidumbre hasta diciembre próximo. De esta forma, evitaban que el tema entrara en la agenda de la campaña presidencial chilena, con el riesgo de que la postulación se contaminara con las tensiones propias del clima prelectoral.

En el equipo de Bachelet no había apuro. Guterres finaliza su mandato en diciembre de 2026 y las elecciones, primero las simuladas en el Consejo de Seguridad -donde se ven paulatinamente los apoyos y reparos de cada candidato, especialmente si hay eventuales vetos de algunas de las cinco potencias nucleares con asiento permanente en el Consejo de Seguridad- recién comenzarían a fines del primer trimestre del próximo año.

Aplazar para diciembre el anuncio les daba espacio para realizar en reserva los sondeos y consultas con los partidos de oposición y el entorno de los candidatos de derechas con más posibilidades según las encuestas, José Antonio Kast y Evelyn Matthei, para hacer de esta una apuesta de Estado.

La tarea recaería en alguien del equipo de Bachelet con amplia experiencia política. Ya contaban con un nombre para eso: el de la exministra Uriarte. Pero nada de eso se alcanzó a concretar.

Hace dos semanas, afirman fuentes de Cancillería, todo se apresuró. Fue el Presidente Gabriel Boric quien personalmente habló con Bachelet para conseguir la ratificación a la candidatura y plantearle que la campaña debía partir ya. En esas conversaciones no participó el canciller Aberto van Klaveren.

Hasta ahora no se sabe cuántas veces hablaron Boric y Bachelet sobre el tema. Lo único que ha trascendido es que el 20 de septiembre -dos días antes de viajar a Nueva York para asistir a la Asamblea General de la ONU-, ambos conversaron y ella confirmó formalmente su intención de competir.

El pie en el acelerador

La premura del gobierno quedó de manifiesto en otro hecho. El 12 de septiembre, 10 días antes del viaje de la delegación presidencial a la asamblea de la ONU, Van Klaveren se reunió con el consejo de excancilleres.

Aunque no siempre asisten todos, en este consejo participan seis exministros ligados a partidos de las distintas oposiciones al gobierno de Boric, por lo que era una oportunidad excepcional para sociabilizar y debatir los pros y contras de que Chile lanzara la candidatura de Bachelet a la ONU.

Pero el tema, aseguran tres excancilleres, se tocó de manera muy general por parte de Van Klaveren. “No hubo un anuncio concreto, ni se anticipó que el Presidente Boric lo mencionaría en su discurso ante la asamblea de la ONU. Mucho menos se nos pidió nuestra opinión al respecto”, reclaman.

Según esa versión, casi al final de la cita -la que fue convocada por otros temas-, Van Klaveren mencionó la ONU. “Nos dijo que seguían analizando los pros y contras y que no había una decisión tomada”, relatan.

Desde Cancillería rechazan esas versiones. “El canciller Van Klaveren les dijo claramente a los demás excancilleres que existía una alta posibilidad de que así ocurriera”, señalan fuentes cercanas al gabinete del ministro.

Las mismas voces afirman que lo que hizo Van Klaveren fue enviar un “globo sonda” para ver las reacciones de sus antecesores y que, por lo mismo, era una forma de notificarlos. Algo que, al parecer, no fue entendido del mismo modo por los asistentes.

Desde los partidos de oposición se han quejado públicamente con el gobierno por no haber sociabilizado esta proclamación y haberla debatido para que fuera asumida como una campaña de Chile.

Un hecho inusal ocurrió durante el discurso del Presidente Boric ante la Asamblea de las Naciones Unidas. Cuando el mandatario chileno anunció la candidatura de Bachelet, la transmisión oficial enfocó a la exmandataria chilena y no al jefe de Estado chileno.

Desde los comandos presidenciales de José Antonio Kast, Evelyn Matthei y Johannes Kaiser afirman que no se les anticipó nada, pese a que será responsabilidad de un próximo gobierno -y no del actual- hacerse cargo del grueso de una campaña que hasta ahora sólo está anunciada.

“No hubo una información oficial. Sólo a última hora, pocos días antes del viaje del Presidente a Nueva York hubo algunas señales dentro del ministerio”, indica el exsubsecretario de Relaciones Exteriores y exembajador de Chile en Estados Unidos Alfonso Silva.

Para Silva la forma en que actuó el gobierno fue un error. “Si quieres que esta sea una candidatura país, en vez de dejar una cosa amarrada a espaldas de todo el mundo, lo mínimo era socializarla. Más aún cuando se trata de una candidatura sumamente difícil y compleja, en la que hay otros candidatos de peso, en la que tienes que sortear una situación cuesta arriba, como es la aprobación del Consejo de Seguridad, y que, además, requiere de financiamiento importante”, recalca.

Para ser electo en un asiento no permanente del Consejo de Seguridad, explica Silva, los países deben amarrar apoyo recíprocos con otros países por cinco o siete años. “Una candidatura a la Secretaría General de la ONU va a hipotecar los apoyos de Chile de por vida”, señala. “Chile tendrá que renunciar a postular a otros organismos internacionales que podrían tener un alto interés y beneficios para el país más allá del prestigio personal que tiene ponerse la piocha del secretario general de la ONU. Por lo mismo, esto es algo que deberíamos haber discutido con mucho cuidado”, sostiene.

Razones de un apuro

Desde que se comenzó a hablar de la sucesión de Guterres, el nombre de Bachelet siempre estuvo en la palestra. En abril de 2024, el medio especializado en las Naciones Unidas, PassBlue, divulgó una encuesta donde la expresidenta figuraba como favorita para sucederlo. Esto, a la par del interés de las organizaciones feministas y de un creciente número de países para que, por primera vez, sea una mujer quien lidere el principal ente mundial.

Desde entonces, en varias ocasiones Cancillería debió frenar las gestiones que desplegaba la embajadora de Chile ante la ONU, Paula Narváez, militante y exministra socialista muy cercana a Bachelet, para sondear apoyos de otros países a una eventual candidatura de la exmandataria, mientras no confirmara su interés por postular. Lo que no quita, añaden, que el tema se monitoreara permanentemente.

Eso fue lo que ocurrió el 30 de marzo. Ese día, en Nueva York, en el marco del foro por los 30 años de la Conferencia Internacional de la Mujer de Beijing, al que asistían la exprimera dama de Estados Unidos, Hillary Clinton; la excanciller argentina Susana Malcorra y la expresidenta de Liberia Helen Johnson, Bachelet dijo al responder una pregunta: “Lo estoy pensando, probablemente voy a ser candidata a la secretaría general”.

“Esa nos pareció que era una señal bastante clara de que tendería a dar el sí”, señalan en Cancillería.

Ese mismo día, Van Klaveren y un pequeño equipo en la Cancillería activaron gestiones de manera reservada. “No se armó un diseño de campaña, ni mucho menos. Pero se instruyó a todos para que en sus conversaciones con otros países sondearan de manera informal la posición que tenían respecto del próximo secretario general de la ONU. También se pidió que estuvieran atentos a los comentarios que surgieran en los círculos políticos y diplomáticos en los países en los que estaban destinados”, señalan fuentes de Cancillería.

Desde entonces se recibieron muchas señales. Una de las más claras la dio el Presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, el 21 de julio, durante su participación en Santiago en la cumbre Democracia Siempre, convocada por Boric y a la que, además, asistieron el Presidente de Brasil, Lula Da Silva; de Colombia, Gustavo Petro, y de Uruguay, Yamandú Orsi. Sánchez tomó la palabra y le preguntó directamente a Boric si Bachelet sería candidata a la ONU. Lula, por su parte, dejó de manifiesto que para él eso era algo que daba por descontado.

El Presidente Gabriel Boric recibió en La Moneda a su par de Brasil, Luiz Lula da Silva; al de España, Pedro Sánchez; al de Uruguay, Yamandú Orsi; y al de Colombia, Gustavo Petro, para participar de la Reunión de Alto Nivel “Democracia Siempre”.

En la ONU las consultas sobre eventuales candidatos eran cada vez más directas. En las últimas dos semanas, el tema se convirtió casi en una constante. “Hay más de un 80% de posibilidades de que la presidenta de la octavogésima Asamblea General (la alemana Annalena Baerbock) pida adelantar para el mes de octubre la presentación de las candidaturas”, señalan en la Cancillería chilena.

Eso apresuró aún más los tiempos del gobierno chileno.

Para la Cancillería el impacto que tendría en la postulación de Bachelet el hecho de que fuera anunciada durante el discurso del Presidente Boric ante la asamblea de la ONU era muy superior al hacerlo después desde Chile y por medio de un comunicado oficial. Además, permitiría desincentivar o frenar a que otros países formalicen candidaturas propias.

Pero detrás del apresuramiento del anuncio también hay razones de política interna. “Hacer el anuncio ahora le da certeza a Bachelet de que tendrá al Presidente y al gobierno durante los próximos seis meses comprometidos ciento por ciento en su candidatura, algo que no tiene garantizado a partir del 11 de marzo próximo, cuando asuma otro gobierno”, señalan diplomáticos y dirigentes políticos del oficialismo.

Si Bachelet consigue un número significativo de respaldos en los próximos seis meses, se le hará muy difícil al próximo presidente o presidenta de Chile, que según todas las encuestas sería de las oposiciones, desmarcarse de apoyar la campaña de Bachelet a la ONU.

No es de extrañar, que el martes 23, a sólo horas de que Boric hablara ante la asamblea de la ONU, no hubiera un diseño para sacar adelante la candidatura.

De hecho, solo unos días antes de viajar a Nueva York la Cancillería definió sumar a la delegación a la funcionaria de la Dirección Multilateral Carmen Nishihara. La joven diplomática de carrera -cercana a la derecha- estuvo cinco años trabajando en la misión de Chile en la ONU en temas de candidaturas internacionales. Este año había sido destinada a París, donde debía asumir la primera semana de octubre. Pero a último momento se modificó su itinerario para sumarla como refuerzo al equipo que liderarán por estos meses la embajadora Paula Narváez desde Nueva York y en Chile el director de Dimulti, embajador Frank Tressler, bajo la guía de Van Klaveren.

Más sobre:PolíticaMichelle BacheletONUGabriel BoricAlberto Van KlaverenLT Domingo

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

Promoción 75 aniversario: suscríbete hasta el 2 de octubre y participa del sorteo por 2 pasajes a B.Aires ✈️

Plan digital + LT Beneficios$1.300/mes SUSCRÍBETE