Por Francisco Pérez MackennaCómo entender el rally de 52%

La Bolsa chilena ha rentado un 52% este 2025. Esta cifra histórica, que la sitúa en el cuarto lugar del mundo detrás de dos países africanos y Corea del Sur, es de un orden de magnitud casi nueve veces superior a lo que un portafolio accionario rentaría a sus accionistas en un “año normal”. Con seis acciones que rentaron más del 100% en el período, este será muy difícil de superar en cuanto a retornos.
Entre los factores que explican esta extraordinaria rentabilidad están la caída de las tasas de interés, los muy buenos términos de intercambio con un precio del cobre por las nubes (un 35% arriba) y un petróleo casi un 20% más barato. También, los nuevos vientos en el ciclo político, que suelen anticiparse a los cambios, y que pueden haber reducido los premios por riesgo. Si a ello le agregamos que el dólar ha caído un 8% en lo que va del año, los retornos en esa moneda son aún mayores.
Es verdad que esta recuperación de los valores bursátiles ocurre luego de un largo rezago de más de 15 años. Sin embargo, la magnitud del alza ha sorprendido incluso a los más optimistas. No es de extrañar que aquello sea así, ya que retornos tan elevados siempre son una sorpresa.
¿Qué explica esta alza? Para encontrar la respuesta, hay que recordar que detrás de los precios hay dos variables principales: los flujos futuros que las empresas serán capaces de generar en sus negocios, valor que va en el numerador, y el costo de oportunidad con que aquellos flujos se comparan, lo que se conoce como tasa de descuento y que va en el denominador. Es decir, que mientras más altos sean o se esperen los flujos futuros, más valen las acciones, y que también tendrán un valor más alto cuando menor es el costo de oportunidad.
En general, la volatilidad del precio de las acciones tiene más que ver con cambios en la tasa de descuento que con modificaciones en las expectativas sobre los flujos futuros. Particularmente, cuando se trata de índices que implican un movimiento de todo el mercado, porque los flujos consolidados del índice se mueven en sincronía con el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), parámetro que tiene mucha inercia, como desgraciadamente hemos comprobado en la última década.
Fluctuaciones bruscas en los valores bursátiles, como la observada este año, modifican los retornos esperados futuros: cuando los índices suben, la expectativa de retornos disminuye, mientras que cuando los índices se desploman, se ajustan al alza. Si bien es probable que la causal de esta puesta al día de nuestros valores bursátiles venga de la tasa de descuento, el cambio de prioridad de las políticas públicas y el giro de la discusión hacia una consensuada necesidad de mayor crecimiento, de seguro han ayudado. También, el hecho de que este año ha sido bueno para las bolsas mundiales. A modo de ejemplo, el Dow Jones ya ha rentado un 13,25%, cifra que duplica la rentabilidad esperada de un año normal.
Por el lado de la tasa de descuento hay tres variables clave: la tasa de interés, la cantidad de riesgo y el precio de éste. La primera ha caído durante el año de la mano de la política monetaria de los bancos centrales, que han ido reduciendo la tasa de política monetaria: las tasas del Tesoro de Estados Unidos, a dos años, han caído un 0,84%, del 4,30% al 3,46%. En el caso chileno, entre 2024 y 2025, el ajuste de la tasa ha sido de 2,75 puntos base, pasando de 7,25, a inicios del año pasado, a 4,5 con el recorte anunciado esta semana. En cuanto a la cantidad de riesgo, ésta también ha caído durante el año, como lo refleja la caída del 32% del VIX, índice de volatilidad de los futuros de acciones del mercado de opciones de Chicago. Finalmente, la variable del precio del riesgo es la más difícil de estimar, pues implica entender las expectativas de las personas, que es muy sensible según el modelo de equilibrio de mercado que se utilice para estimarla.
Con todos estos factores a la vista, hay dos conclusiones esenciales detrás del rally de 2025: que el alza observada es una puesta al día del mercado accionario interno respecto de sí mismo, y que de no mediar algún acontecimiento inesperado, el 2026 debiera marcar una vuelta a la normalidad en materia de retornos bursátiles. Por ello, siempre vale la pena tener en cuenta la vieja recomendación de mantener portafolios diversificados.
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