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Javiera Martínez: “La situación fiscal está mejor de la que recibimos. Esa afirmación se basa en hechos”

La directora de Presupuestos se defiende de las críticas hacia su gestión al mando de las cuentas fiscales. “La situación fiscal hoy día está más enrielada que en marzo del año 2022”, asegura. "El mayor legado del Presidente Boric en materia fiscal será que se logró que la deuda pública frenara su crecimiento", agrega. Y si bien para este año se proyecta que nuevamente no se cumplirá la meta de balance fiscal, pone paños fríos y dice que se debe mirar el orden de magnitud de la diferencia. Argumenta también que el próximo gobierno llegará con mejores perspectivas fiscales.

Acontecida estuvo la semana para la directora de Presupuestos, Javiera Martínez. El martes en la noche se produjo un incendio en los pisos donde están sus oficinas. Pese a esta situación, la agenda del miércoles se mantuvo y a las 14 horas de ese día, junto al ministro de Hacienda, Mario Marcel, presentaron en la Comisión de Hacienda del Senado el segundo informe de Finanzas Públicas del año, donde se actualiza el escenario macroeconómico y fiscal.

Un día después de esa presentación, y en una improvisada oficina del piso 10, Javiera Martínez, pese a las críticas de los expertos por no cumplir con las metas fiscales, se muestra tranquila y asegura que en la administración del Presidente Gabriel Boric se ha mantenido la responsabilidad fiscal. Por lo mismo, se defiende con cifras que va detallando en esta entrevista, como una manera de desmitificar la visión instalada entre algunos economistas, parlamentarios de oposición, y hasta en el propio Consejo Fiscal Autónomo (CFA), de que esta administración no ha sido responsable en lo fiscal.

“La deuda pública está creciendo la mitad de lo que se creció en las dos administraciones anteriores”, dice como primera respuesta. Y asegura: “Este gobierno ha sido mateo en la responsabilidad fiscal” y apunta a que “la situación fiscal hoy día está más enrielada que en marzo del año 2022”.

En su argumentación, suma otra cifra para refutar a sus críticos: “Si uno revisa el crecimiento del gasto promedio por año durante las décadas anteriores, muestran que entre 2002 a 2021 creció del orden del 7,5%, y hoy en día contando el ajuste del 2022, la administración ha tenido un ajuste del gasto del orden del -3% y si se excluye ese año, crece en promedio un 2%”.

Dice que el desvío de la meta fiscal propuesta en el decreto, que la fijó en un -1,6% del PIB, versus la proyección del -1,8% actual, es marginal. “El desvío para este año es del 0,155%, por lo que es importante darle esa magnitud”.

Martínez cree que la mayor exposición pública que ha tenido en relación a sus antecesores se debe a que “el tema fiscal está más en debate y creo que es porque hoy tenemos una institucionalidad más robusta que exige mayor rendición de cuentas, y eso está bien”.

Martínez es ingeniera industrial en minas de la Universidad Católica, con un magíster en Economía Política de la Universidad de Nueva York. Estuvo desde un comienzo en la candidatura de Gabriel Boric. Lideró el equipo programático para enfrentar la primaria presidencial y siguió adelante en ese rol para la primera vuelta, destacando en labores de coordinación y a cargo de los temas tributarios y fiscales. “Aunque a uno siempre le gustaría hacer más, tengo un buen balance. Sobre todo si se considera que se es minoría en el Congreso. Valoro mucho la capacidad de diálogo para poder avanzar en temas que estaban al debe, como el royalty minero, la reforma de pensiones, la agenda de cuidados, los avances en salario mínimo”.

En el plano más personal, Martínez descarta integrarse a alguna candidatura presidencial, ya que espera estar hasta el 10 de marzo como jefa de la Dipres.

¿Qué tiene pensado hacer después? Lo primero que menciona es que desea “descansar”, al igual que “todos los directores de presupuestos”, pero también dentro de sus planes para 2026 está el estudiar.

¿Hoy las finanzas públicas, a juicio de Javiera Martínez, están mejor o peor de las que recibieron?

La situación fiscal está mejor de la que recibimos. Esa afirmación se basa en hechos objetivos. Esto no significa que se esté discutiendo con la administración anterior.

¿Cuáles son esos hechos objetivos?

Primero, porque en septiembre del 2021, el pronóstico que tenía el Consejo Fiscal Autónomo era que la deuda pública iba a estar en promedio en 50% del PIB. Hoy día estamos en un 42,2% del PIB, ocho puntos menos del PIB que lo que se pronosticaba en septiembre del 2021. Además, estamos mejor que el mejor escenario pronosticado por el CFA. En términos de balance, la discusión está centrada en una diferencia de -1,6% del PIB a -1,8% del PIB. En 2022 estábamos en torno al -10% del PIB, al menos cinco veces más de balance estructural. Lo tercero es que tenemos una institucionalidad fiscal mucho más robusta. Contamos con una regla dual que ha permitido disminuir el crecimiento de la deuda pública.

Para lograr esta estabilización en las cuentas fiscales, ¿cuánto influyó el presupuesto 2022 que hizo el gobierno anterior y que ustedes lo hayan ejecutado?

Hay dos elementos que hay que tener en consideración para valorar lo que se hizo en 2022. Uno, que cuando se aprobó el Presupuesto no estaban todos los recursos de la PGU (Pensión Garantizada Universal) en el Presupuesto y eso fue una mayor carga del 1,33% del PIB, que hubo que reasignar dentro del mismo erario fiscal. Lo segundo, que el Presupuesto 2022 se hizo con un balance estructural del -3,2% del PIB y el resultado fiscal de ese año fue un superávit fiscal del 0,5%. Entonces, el proyecto de presupuestos 2022 se construyó sin la PGU y proyectando un déficit mayor. Nuestro gobierno logró hacerle espacio fiscal a la PGU y además terminar con superávit fiscal. No hay que quitarle mérito a eso, no porque lo haya hecho esta administración, sino porque objetivamente es un buen resultado fiscal. El mayor legado del Presidente Boric en materia fiscal será que se logró que la deuda pública frenara su crecimiento.

Pero pese a ese buen inicio, el año pasado no lograron la meta que se fijaron y el desvío fue bastante grande al cerrar el 2024 con un -3,3%. Para este año tampoco se proyecta un cumplimiento de la meta de -1,6% del PIB, ya que se proyecta un -1,8% del PIB. ¿Por qué no se logró?

Esta administración ha sido, por lejos, la de mayor contención de gasto. Si uno revisa el crecimiento del gasto promedio por año durante las décadas anteriores, del año 2002 a 2021, fueron del orden del 7,5%, hoy día, contando el ajuste del 2022, la administración ha tenido un ajuste de gasto del orden del -3% por año y si sacamos el ajuste extraordinario del año 2022, el gasto crecería en promedio en 2%, porque no hubo un problema de mayor gasto.

¿El problema que llevó a no cumplir la meta el año pasado fue netamente de menores ingresos?

En materia de ingresos existe un desvío importante el año 2024, al que esta administración nunca ha quitado relevancia, y por eso emprendimos una modernización de las metodologías tradicionales para calcular ingresos. Esos cambios han sido acertados y así lo muestra el Informe de Finanzas Públicas que publicamos. Los modelos que estamos utilizando sí están afinados en función de la Operación Renta.

Y el desvío de la meta 2025, ¿a qué se debe?

Es importante aclarar el orden de magnitud del desvío proyectado para este año, que es del 0,155%. Y eso se debe a un menor tipo de cambio. El tipo de cambio bajó $20 y eso tiene una consecuencia directa de menor recaudación de los ingresos que llegan por millones de dólares. Además, también hay un efecto cíclico: los ingresos estructurales hoy día son menores por los ajustes cíclicos, tanto como PIB no minero como precio de cobre. Entonces, a pesar de que tenemos mejores variables macroeconómicas, éstas hoy día castigan más los ingresos estructurales. Estamos trabajando para minimizar esa brecha.

Pero si uno le pregunta al CFA, a la oposición o a los expertos, no tienen ese mismo balance que hace usted...

Las preocupaciones del Consejo Fiscal Autónomo, de que estamos en un punto de inflexión, las compartimos. Por eso hemos sido la primera administración que propone un paquete de proyectos que reducen el gasto fiscal.

Pero las críticas al manejo fiscal se han mantenido. ¿Por qué?

Se debe a que la situación fiscal se ha vuelto más desafiante, sobre todo después de la pandemia quedamos con prácticamente nulas holguras fiscales. Por lo mismo, el tema fiscal está más en debate y eso es porque hoy tenemos una institucionalidad más robusta que exige mayor rendición de cuentas, y eso está bien. Un reflejo de aquello es que si la meta fiscal se ha desviado 11 veces de su nivel inicialmente planteado en los últimos 20 años, no recuerdo que se haya hecho el nivel de rendición de cuentas que hemos hecho hoy día frente a esos incumplimientos.

¿Qué debe pasar para que se cumpla la meta fiscal este año y qué tan viable es que eso suceda?

Se debe avanzar en las acciones correctivas tanto administrativas como las leyes en curso. Y para eso necesitamos la ayuda del Congreso.

¿Esa agenda ha avanzado?

Hemos avanzado en el proyecto de ley del FES (Financiamiento para la Educación Superior), que se empezó a votar. Esperamos que luego se ponga en tabla el proyecto del subsidio de incapacidad laboral, que reforma los parámetros de la licencia médica, y ahora ingresó el proyecto tributario, que generará recursos para el 2026. También ya se aprobó el subsidio de la tasa de interés, que genera más ingresos fiscales.

¿Cómo recibirá el próximo gobierno las cuentas fiscales?

La situación fiscal va a seguir siendo desafiante y hay que seguir con la lógica que ha tenido este gobierno, que gastos permanentes se financian con ingresos permanentes. Hay que seguir teniendo la lógica que ha tenido este gobierno de buscar espacios de eficiencia fiscal, como por ejemplo, rebajar programas o cerrar programas que no han cumplido su función, proponiendo legislación al respecto. Ahora estamos trabajando con la Comisión Asesora del Gasto Público, que va a proponer legislación y que probablemente tendrá que ser ejecutada por el próximo gobierno. Entonces, el esfuerzo que estamos haciendo ahora nosotros va a ser un esfuerzo de largo aliento.

¿El gobierno que llegue partirá con una mejor posición que 2022?

Actualmente, la proyección financiera de mediano plazo plantea desafíos que, aunque resultan comparativamente menores a los resueltos en 2022-2025, seguirán siendo exigentes. El próximo gobierno va a recibir las expectativas de deuda pública contenidas y que, en promedio, para el fin de su gobierno, estarían en un 41% del PIB, por debajo del 45% que hemos considerado como prudente. Entonces, si bien los desafíos fiscales continúan, el horizonte 2026-2029 aparece como una oportunidad para consolidar los avances logrados, ya que se han establecido bases sólidas con una institucionalidad fiscal más robusta. Será clave continuar financiando gasto permanente con ingresos permanentes, haciendo una gestión eficiente y estratégica del gasto. La situación fiscal hoy día está más enrielada que en marzo del año 2022.

Pero en las proyecciones que entregaron para el mediano plazo se anticipan holguras negativas y en gasto público bastante estrecho.

Hay que trabajar para subsanar esas holguras. Las diferencias negativas que se incrementaron tienen que ver fuertemente con el mayor crecimiento y precio del cobre que ajustan a la baja los ingresos estructurales.

En su proyección de mediano plazo proyectan llegar a balance fiscal en 2029, ¿qué tan realista es que se cumpla considerando que será otro gobierno el que la deba materializar?

Es una meta ambiciosa y desafiante, tal como todas las administraciones han tenido sus propios desafíos en materia fiscal, sobre todo las últimas que les ha tocado un escenario más restrictivo. Nosotros creemos que es una buena ambición llegar al 2029 con el 0% del PIB. No obstante, esas metas no son parte de nuestro decreto y dependerá de la próxima administración si mantendrá esas mismas metas o las cambiarán.

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