Pulso

Jeannette y el empleo femenino: ¿por qué te vas?

Andres Perez

En el trimestre móvil marzo-abril-mayo, Chile alcanzó una tasa de desempleo del 8,9% que se traduce en 917 mil personas desempleadas. Son 168 mil más que al inicio de esta administración que recibió al país, con una tasa de desempleo del 7,8%. Por otra parte, las últimas cifras de desocupación muestran una brecha de género alarmante: una tasa de desocupación de 10,1% para las mujeres, mientras que para los hombres esta es de 8,1%. Y para las mujeres jóvenes esta alcanza un inquietante 25%.

¿Y la protección a las y los trabajadores de un gobierno autoproclamado feminista? El mercado laboral parece no haber sido invitado a esa narrativa. Mientras la brecha de género en desempleo se amplía, los empleos escasean. Apenas 14.650 nuevos puestos de trabajo se crearon en el último año, con una economía creciendo al tope de su potencial. El presagio no es auspicioso. La tasa de desempleo de referencia, de acuerdo al Banco Central (aquella que puede sostener la economía sin generar inflación), se sitúa hoy entre un 8% y 8,5% lo que implica que probablemente no bajemos del 8% en los próximos años.

¿Y por qué el empleo crece tan poco si la economía está creciendo a su PIB tendencial? El Banco Central ha sido categórico: los sucesivos aumentos del salario mínimo han reducido el empleo formal en un 4,8% en las empresas que pagan sueldos en torno a ese salario (hasta 1,3 veces el salario mínimo). Es decir, los aumentos de costos laborales están teniendo efectos contraproducentes medibles en el empleo. Y mientras tanto, algunas autoridades edulcoran la narrativa con eufemismos referentes a que las políticas de aumento del salario mínimo no han tenido efectos en el empleo. Lamentablemente, el negacionismo económico sigue más vivo que nunca.

Chile está hoy en el top tres de países con mayor desempleo en la OCDE. Y no es un accidente estadístico: está también en el top 3 de desempleo en América Latina y el Caribe, según datos de la OIT/OECD. Es decir, el mercado laboral chileno sigue entre los de peor desempeño global, tanto si nos comparamos con países desarrollados como con nuestros vecinos. Mientras otros países recuperan sus empleos, nosotros seguimos sumando cesantes.

En medio de este paupérrimo escenario laboral, una candidatura propone seguir elevando los costos de contratación con un “salario vital” de hasta $750 mil. Pero la evidencia indica que realmente lo “vital” es tener salario. Hoy, 917 mil personas en Chile no lo tienen producto de malas políticas.

La estrategia para salir de este pantano económico no debe ser ideológica, sino pragmática: dar las condiciones que Chile necesita para ofrecer más oportunidades para todos. La cooperación público-privada, certeza jurídica, un gobierno que apoye la iniciativa privada, con inversiones en infraestructura, mejorar la calidad de la educación y la atención de la salud pública y privada, entre otras medidas.

Chile necesita pasar del voluntarismo a una estrategia que genere oportunidades reales. De la retórica a los resultados. De la simpatía a acciones coherentes. Propuestas como las de “El Puente, expresadas en esta columna el mes pasado, muestran un camino positivo, con esperanza y que es posible recuperar el rumbo: una hoja de ruta técnica, realista y con foco en el crecimiento y el empleo formal. Con estrategias probadas, que funcionan.

De no mediar un golpe de timón en las políticas económicas actuales hacia otras pro crecimiento y empleo, terminaremos susurrando con tristeza y resignación como la cantante hispano-británica Jeannette: “Todas las promesas de tu amor se irán contigo, me olvidarás”, pero lamentablemente las promesas de empleo ya parecen olvidadas. La pregunta de Jeannette no es retórica: “Trabajo, ¿por qué te vas?”

*El autor de la columna es profesor titular de la UC

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