Por Víctor CofréLa “difícil” decisión de José Luis Daza
El economista fue invitado formalmente al futuro gobierno chileno por José Antonio Kast, quien dejó en sus manos la decisión. “Para mí es muy difícil”, dijo Daza en un streaming donde resaltó el “proceso épico” de Javier Milei en Argentina. Para llegar a Chile, Daza debe renunciar como viceministro de Economía. Varios cercanos y miembros del equipo republicano creen que lo hará, aunque aún dudan de su destino final en un gabinete donde deberá compartir con Jorge Quiroz, con quien podría hacer dupla. Economistas ponen en contexto el futuro de ese tándem.

José Luis Daza y Jorge Quiroz estuvieron el martes 16 de diciembre en la misma habitación junto a José Antonio Kast. Había más gente, como fue público: entre otros, estaban las dos principales dirigentes gremiales chilenas, Susana Jiménez, presidenta de la CPC, y Rosario Navarro, timonel de la Sofofa, además de dos empresarios que fueron especialmente invitados a una gira de menos de un día a Argentina, el expresidente de CMPC y hoy de Bicecorp, Luis Felipe Gazitúa, y el gerente general de Quiñenco desde hace 28 años, Francisco Pérez Mackenna, cuyo sorpresivo nombre es uno de los que más gustan en la interna republicana para asumir la Cancillería.
Pero si Daza y Quiroz estaban como contrapartes ese martes -el primero como viceministro de Economía del gobierno argentino de Javier Milei y el segundo como brazo derecho de Kast en el plano económico-, ese mismo día se hizo público lo que ya se fragua desde hace semanas: que integren un mismo gabinete en el gobierno chileno que debuta el 11 de marzo, tras el apabullante triunfo de Kast en las elecciones del domingo 14 de diciembre, en que logró el 58,16% de los votos.
En la reunión del martes estuvo también Luis “Toto” Caputo, el ministro de Economía argentino que cometió una infidencia poco antes de esa cita: en una entrevista vía streaming, Caputo reveló lo evidente. “Obviamente que el presidente Kast le ha ofrecido algo”, según recogió el diario Ámbito Financiero. “La posibilidad existe y él lo estará evaluando. Lo voy a apoyar en cualquier cosa que haga”, agregó Caputo, en una declaración que descolocó al entorno de Kast en Chile, donde sintieron que las cosas se anticipaban y forzaban a una pública respuesta del presidente electo. En paralelo, en Santiago admitían que el ofrecimiento a Daza era ocupar el nuevo triministerio que reuniría a Economía, Minería y Energía. La decisión implicaba que Hacienda quedara en manos de Quiroz.
En ese ambiente, la reunión de Caputo con Daza con la delegación chilena se prestó para bromas, según admitió la presidenta de la CPC al día siguiente: “Yo no presencié ninguna conversación, más allá de que nos reímos con Caputo de adonde iba a querer estar José Luis Daza”, dijo a Tele13 radio Susana Jiménez.
Por la tarde de ese mismo día, Daza y Caputo fueron al programa Las Tres Anclas, al que asisten habitualmente, y la “transferencia” del economista chileno de 67 años al nuevo gobierno chileno fue motivo de conversación y sarcasmos. Daza admitió esa noche que “me ofrecieron algunos cargos”, sin especificar cuáles. Pero también se despachó otra frase que pasó más inadvertida. Tras enumerar los logros obtenidos en el trabajo en el gobierno argentino y anticipar que “vienen cosas muy buenas” en ese país, volvió sobre su partida. “Ustedes me preguntaban si me voy a ir o no me voy a ir. Para mí es muy difícil… Estamos en los comienzos de lo que yo veo, a nivel mundial, como el proceso de crecimiento sostenido y más fuerte que hay en ninguna parte del mundo. Estamos empezando”, dijo a sus interlocutores como la afirmación de un trabajo inacabado e incompleto que aún requiere su presencia. Su amigo de años, Luis Caputo, lo declaró entonces, entre risas, “intransferible”.
Un proceso épico
Hace un mes, cuando José Luis Daza vino a Chile al 35 aniversario del Instituto Libertad y Desarrollo (LyD), expuso dos veces sobre las transformaciones argentinas. La sensación de parte de la audiencia fue mixta. El entusiasmo que Daza transmitió en su alocución dejó la sensación de que sería incapaz de dejar su cargo actual, el que le ha permitido convertirse en integrante del puñado de asesores más estrechos a los que escucha Javier Milei. Pero, por otro lado, su experiencia trasandina, su claridad expositiva y sus comparaciones con Chile alimentaron en varios oyentes los deseos de traer esos nuevos atributos de gobierno a un entonces probable gobierno de Kast.
Cuando vino a LyD, Daza contó cómo fue su llegada a Argentina. En abril de 2024 Caputo lo invitó por primera vez. “¿Cómo voy a ir de viceministro, yo soy chileno, trabajo en New York, tengo mi familia en New York?”, le respondió Daza. Pasaron varios meses sin noticias y Caputo lo volvió a llamar. “¿Puedo decir que te estoy considerando como viceministro? Yo le dije, sí, puedes decir que soy uno de los candidatos. Corto el teléfono y a los tres minutos (se publica) en La Nación: José Luis Daza viceministro de Argentina”, reveló, ocasionando la risotada de la concurrencia.
Daza contó entonces que tuvo dos conversaciones claves. “Yo lo hablé con mis hijos, y mis hijos me dijeron: ‘papá, ya estás mayorcito, has hecho empresas, trabajas en bancos, has hecho bonos, ¿qué otra cosa de significancia puedes hacer en tu vida? Siempre dijiste que creías que Argentina tenía potencial, que gastaba mucho, que había que reducir el Estado, y tienes un presidente que va a hacer todo lo que tú dices. ¿Qué otra cosa puedes hacer?’ Y me quedé pensando, me hicieron dudar mucho: ¿qué cosa de significancia, a estas alturas de mi vida, podría hacer que meterme en este gigantesco proyecto?”, confidenció ante la nutrida audiencia que ya sentía que Kast sería el futuro presidente de Chile.
La otra conversación la tuvo con dos de sus hermanas, quienes estaban estudiando en clases de literatura La divina comedia, de Dante Alighieri. Ellas le dijeron que había un lugar peor que el infierno: el último círculo, donde están los que no se la juegan, los que observan y no se comprometen. Apuntaban a su hermano. “Y entre mis hijos y mis hermanas terminé a las dos de la mañana hablando con Milei de todo tipo de cosas. Así fue como llegué a Argentina”, dijo entonces.
Daza está entusiasmado en Argentina y no pierde ocasión en repetirlo. “Este es lejos el proyecto más importante que he hecho en mi vida. Es un proyecto épico”, dijo sin ahorrar adjetivos esta semana.
Por lo mismo, muchos sienten que Daza preferirá mantenerse en Argentina, en un proyecto que tiene la lupa del mundo, que será caso de estudio si sigue avanzando como lo ha hecho hasta ahora, con cuentas fiscales más ordenadas, una inflación que cayó abruptamente, una pobreza a la baja y un crecimiento al alza. “Argentina va a ser el país que más crece en las próximas décadas (…) Estamos en los comienzos de un proceso que va a durar muchos años”, dijo esta semana. Y con todas las variables macroeconómicas básicas en equilibrio, complementó. “Pero en los libros de historia su nombre no saldrá”, apunta un observador que recuerda, además, que el futuro inmediato de Argentina no está exento de turbulencias y que, si Daza sale ahora, lo hará por la puerta ancha.
Los cercanos a Daza y al mundo republicano creen que el economista finalmente dará el sí. La duda es por qué su repatriación no ha sido oficializada, si estuvo en la agenda pública de la primera gira del presidente electo. Y que debilita de alguna manera el poder de Kast, quien dejó públicamente en manos del invitado aceptar la invitación.
Personas vinculadas al kastismo afirman que con Daza existe aun una “conversación abierta” en la que hay que definir todavía qué posición tendrá. La distribución de roles que apunta a Jorge Quiroz en Hacienda y Daza en el triministerio de Economía no convence a muchos que creen que el orden de los factores debe ser inverso: Daza, por sus habilidades macroeconómicas, en Teatinos 120; y Quiroz, cuyas habilidades en la microeconomía resultan evidentes, en un supraministerio a cargo de facilitar y promover la inversión.
Según varias personas, Quiroz quiere Hacienda y nada más: es, ha dicho, el lugar desde donde se puede influir y activar la economía. El mismo argumento emplean algunos economistas para decir que Daza debe ser quien ocupe ese lugar: “La preeminencia está en Hacienda. Ahí está el dinero y las grandes decisiones”. Hay quienes creen que ese reparto de funciones es el que ha trabado la decisión final de Daza, quien estuvo dispuesto a ceder Hacienda “con generosidad”, dice un cercano, pero que ahora cree que sus habilidades juegan mejor en esa cancha.
“José Luis es un economista muy calificado, con mucha experiencia”, dijo esta semana Mario Marcel en conversación con radio Infinita. Pero Marcel no fue tan condescendiente en enero, cuando le enrostró sus críticas a la reforma previsional chilena, “sobre todo considerando que él es una autoridad. En Argentina tiene un cargo público”. Aquello es visto por algunos analistas como una debilidad: hay quienes creen que el inédito cambio de una autoridad de gobierno de un país a un gobierno de otro país, vecino, competidor en algunos aspectos, no es estéticamente presentable y genera ciertos conflictos de interés que sus críticos podrían resaltar.
Daza vendrá a Chile a pasar la Navidad la próxima semana y esa es otra razón que juega a favor de la repatriación: estar cerca de su nonagenaria madre y de su familia, que también integra la exsubsecretaria de Salud, Paula Daza. Quizá aquella visita sea el momento para zanjar definitivamente su futuro. Y hacer pública la “decisión” de Daza.
Daza-Quiroz: cuatro opiniones para una dupla debutante
Independientemente de las posiciones, lo que podría resolverse de aquí al 15 de enero, plazo autoimpuesto por Kast para develar su equipo de ministros, la eventual salida de Daza del gobierno argentino podría ser antes de esa fecha. Para ello, Daza debe cerrar asuntos privados y públicos en Argentina, y conseguir la venia del presidente Javier Milei, cuya conversación con Kast a solas no trascendió en todos sus contenidos.
Si ambos comparten en el mismo gobierno, los dos serán debutantes en asuntos de Estado en Chile y ambos aportarían competencias reconocidas y complementarias, sostienen varios especialistas. Pero aquella dupla no estaría exenta de riesgos.
“La eventual incorporación de economistas con credenciales técnicas y profesionales refuerza la señal de orden y responsabilidad, pero gobernar es un proceso complejo y conflictivo donde no es suficiente solo saber economía. Un exceso de perfiles tecnocráticos puede derivar en decisiones correctas en lo técnico pero frágiles en lo político, desconectadas del funcionamiento real del Estado y de la gestión de conflictos”, opina el director del Centro Democracia y Opinión Pública de la Universidad Central, Marco Moreno.
“Creo que sería un lujo contar con ellos en cualquier equipo económico, algo que se destaca con fuerza cuando se conversa con analistas macro globales. Ambos son economistas de reconocida trayectoria que podrían contribuir desde sus experiencias a la trascendental misión de elevar nuestro menguado crecimiento tendencial”, opina, a su turno, el economista jefe del Itaú para Latinoamérica, Andrés Pérez.
El economista senior del OCEC-UDP, Juan Ortiz, marca que Daza tiene una alta reputación, con experiencia en un proceso de ajuste macroeconómico potente en Argentina. “Chile necesita algún tipo de ajuste, especialmente a nivel fiscal, pero estamos hablando de dos procesos completamente y diametralmente diferentes”, remarca. En cambio, Ortiz cree que Jorge Quiroz “podría tener una cierta debilidad comunicacional en términos de hacer un tipo de estudios en el pasado para todo un conjunto de sectores económicos que hoy generan algún tipo de cuestionamiento. Eso no repercute en cuanto a su calidad a nivel profesional, pero sí políticamente podría llegar a algún tipo de debilidad, a diferencia de Daza”. Aún así, opina que “son dos economistas que tienen la capacidad sin lugar a dudas de poder implementar un conjunto de reformas necesarias”.
Y por último, Matías Acevedo, ex Dipres en el gobierno de Piñera, aplaude esa posible dupla. “Es el perfil correcto para el desafío que plantea el programa del presidente electo. La ciudadanía no quiere escuchar la palabra ‘moderación’ ni que ‘no se puede’ para terminar los abusos con los recursos públicos y obtener más y mejores oportunidades de trabajo. No son incumbentes, no han trabajado en el Estado, que, para una agenda atrevida de reformas, puede ser una fortaleza inicial, y tienen la capacidad de reclutar equipos jóvenes para apoyar esta tarea”, dice Acevedo. Sí apunta a una de las debilidades manifiestas de la dupla: su falta de experiencia concreta en la política local: “El manejo político lo aprenderán rápido si se asesoran bien y deben tener precaución sobre hasta dónde desafiar a la política… porque será la principal barrera que tendrán para sortear los cambios. Y creo que Daza lo tiene claro, Chile no tiene nada que aprender en estos temas de Argentina”, agrega.
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