
Productora española de choritos pide su reorganización para evitar la quiebra
Pesbasa solicitó al 2º Juzgado Civil de Puerto Montt el inicio de un proceso de reorganización concursal para reestructurar pasivos que ascienden a $4.660 millones, siendo sus principales acreedores el Banco de Crédito e Inversiones (BCI), Scotiabank y la empresa logística EasyFresh Chile SpA.

“Tenemos la firme convicción de la viabilidad de la Compañía, respaldada por su trayectoria, su experiencia consolidada y la confianza de los clientes que nos han sostenido a lo largo de los años”.
Ese es uno de los pasajes del escrito que ingresó el pasado viernes la empresa de capitales españoles Pesbasa, con el que solicitó formalmente al 2º Juzgado Civil de Puerto Montt el inicio de un proceso de reorganización concursal para evitar la quiebra. El objetivo es reordenar sus pasivos, que ascienden a $4.660 millones, siendo sus principales acreedores el Banco de Crédito e Inversiones (BCI), Scotiabank y EasyFresh Chile SpA.
En octubre de 2005, los españoles Ramón González Barreiro, su esposa María Josefa Allo Nieto y sus hijas María José y Ana Beatriz González Allo crearon la empresa Pesbasa con la idea de dedicarse al cultivo y procesamiento de choritos.
La compañía comenzó sus operaciones en 2009 y, desde entonces, ha experimentado un crecimiento sostenido, impulsado por una demanda internacional cada vez más amplia. En su presentación al tribunal señaló que su participación en importantes ferias del sector ha sido clave para posicionarse como un actor relevante dentro de la industria mitilicultora chilena.
Según se detalla en su página web: “Ramón González, después de crear una de las más exitosas empresas dedicadas al mejillón en Galicia, comenzó a importar mejillón chileno para el mercado europeo hace más de 15 años. Pronto tomó la decisión de expandir los negocios que tenía en España para poder procesar su propio chorito en Chile. Entonces nació Pesbasa”.
“Durante los últimos 10 años, nuestra empresa familiar ha logrado expandir su presencia en diversos mercados mundiales gracias a un magnífico equipo de profesionales que día a día trabajan con la máxima dedicación para poder ofrecer a nuestros clientes un producto y un servicio de la más alta calidad. Por eso, nos sentimos tan orgullosos de generar riqueza en la comunidad que tan bien nos ha acogido”, añade la compañía.
Actualmente, la empresa opera con una planta de procesamiento ubicada en el kilómetro 11 del sector Chinquihue, en Puerto Montt, y cuenta con la asesoría legal de Luis Felipe Castañeda y Juan Cristóbal Pino, socios de Castañeda & Pino Abogados.
Clave
Según el escrito presentado ante el 2º Juzgado Civil de Puerto Montt, el origen de la crisis financiera que enfrenta Pesbasa se remonta al otoño de 2023. Durante ese período, la expansión comercial de la compañía se vio abruptamente interrumpida debido a una significativa caída en la demanda internacional, justo en plena temporada productiva. Esta contracción generó una “fuerte caída en los precios de venta”, ya que muchos competidores optaron por mantener sus operaciones a pesar del complejo escenario. Como resultado, las ventas de la empresa disminuyeron tanto en volumen como en valor, lo que derivó en importantes pérdidas al cierre del ejercicio.
La debilidad en la demanda y los precios deprimidos se mantuvieron hasta el final de la temporada productiva de 2024. Ya en junio de ese año, con el inicio de la temporada baja, comenzaron a observarse señales de recuperación en los mercados. Sin embargo, la capacidad de producción de Pesbasa estaba fuertemente restringida, ya que las condiciones climáticas del invierno dificultan el normal funcionamiento de la actividad mitilicultora.
Al comenzar una nueva temporada productiva en octubre de 2024, la situación no mejoró: la compañía enfrentaba una acumulación de deudas con diversos proveedores, lo que impidió abastecer su planta de procesamiento a plena capacidad. Esto ocurrió pese a contar con una cartera de pedidos históricamente alta y con precios que, por fin, volvían a ser rentables. El ejercicio 2024 volvió a cerrar con fuertes pérdidas.
En 2025, la situación no ha logrado revertirse. Tal como consigna el escrito presentado por la empresa, “durante el presente año 2025, la actividad del negocio se ha visto afectado y se han visto obligados a reducir drásticamente el personal, así como a limitar los pagos a lo estrictamente esencial”.
Frente a este escenario, Pesbasa consideró “imprescindible” iniciar un proceso de reestructuración de sus pasivos mediante la reorganización judicial solicitada ante el tribunal.
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