La colisión masiva de dos agujeros negros plantea nuevas preguntas sobre la física del universo
El evento GW231123, captado por el observatorio estadounidense LIGO, representa la fusión de agujeros negros más masiva jamás registrada y desafía las teorías actuales sobre la formación y evolución de estos fenómenos.

Un equipo internacional de astrónomos detectó la mayor fusión de agujeros negros conocida hasta la fecha, un evento tan colosal que ha comenzado a cuestionar lo que la ciencia creía entender sobre estos fenómenos extremos.
Según informó CNN, la colisión, bautizada como GW231123, fue captada por el Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser (LIGO), que detectó las sutiles ondulaciones en el espacio-tiempo generadas por el impacto.
Las ondas gravitacionales fueron predichas por Albert Einstein en 1915, siendo parte de su famosa teoría de la relatividad. Sin embargo, se creía que estas ondas eran muy débiles como para que los humanos lograron captarla.
En 2016, LIGO pudo hacer lo que nadie esperaba y detectó por primera vez estas ondas durante una colisión de agujeros negros. Evidencia que finalmente respaldó las teorías de Einstein.

Respecto a este último descubrimiento, cada uno de los agujeros negros implicados tenía una masa superior a cien veces la del Sol, lo que los coloca en un tamaño que, según la teoría vigente, no deberían alcanzar a través de la muerte de estrellas.
“GW231123 supone un verdadero desafío para nuestra comprensión de la formación de los agujeros negros”, señaló a CNN el investigador Charlie Hoy, de la Universidad de Portsmouth y parte del equipo de LIGO.
Cómo se formaron estos agujeros negros
Según los modelos actuales, los agujeros negros nacen cuando una estrella masiva agota su combustible y colapsa.
Sin embargo, hay un rango de tamaños –entre 60 y 130 veces la masa del Sol– en el que no deberían formarse agujeros negros a partir del colapso de estrellas.
Sin embargo, los dos agujeros negros que se fusionaron en el evento GW231123 tienen masas estimadas de 100 y 140 veces la del Sol.
Eso significa que al menos uno de ellos está dentro de ese rango “prohibido”, lo que pone en duda lo que los científicos creían saber sobre cómo se forman estos objetos
Una de las hipótesis que toma fuerza es que estos cuerpos serían el producto de fusiones previas entre otros agujeros negros, generando una reacción en cadena que daría lugar a agujeros cada vez más grandes.
“Es un fuerte indicio de que se está produciendo otro proceso en el que se acumulan agujeros negros sucesivamente”, explicó a CNN Mark Hannam, director del Instituto de Exploración de la Gravedad de la Universidad de Cardiff.
Giros extremadamente rápidos
Además de su enorme masa, los agujeros negros involucrados en GW231123 presentan otra particularidad: giran casi tan rápido como es físicamente posible, algo poco común en este tipo de investigaciones.

Este detalle refuerza la teoría de múltiples fusiones anteriores, ya que estos procesos suelen aumentar la velocidad de rotación de los agujeros.
“Lo que más me sorprendió es lo mucho que aún queda por aprender sobre las ondas gravitacionales”, comentó al medio estadounidense Sophie Bini, investigadora de Caltech.
“Espero que en el futuro podamos observar otros eventos similares para mejorar nuestra comprensión de estos sistemas”, agregó Bini.
El comienzo de más investigaciones
Este hallazgo podría marcar el inicio de una nueva era en la astronomía de ondas gravitacionales.
Para el profesor Zoltan Haiman, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria, “es muy natural explicar los agujeros negros en GW231123 como remanentes de una o incluso varias generaciones de fusiones previas”.
Según el experto, esta fusión “es muy difícil de explicar de otras maneras”, indicó a CNN.
Nuevos instrumentos como el Cosmic Explorer en Estados Unidos y el Telescopio Einstein en Europa, actualmente en desarrollo, prometen mejorar la capacidad de detectar estos fenómenos con mayor precisión en las próximas décadas.
Mientras tanto, como sostuvo el profesor Imre Bartos, de la Universidad de Florida, este tipo de descubrimientos “demuestran la rapidez con la que la astronomía de ondas gravitacionales está madurando”, dijo a CNN.
“En menos de una década, hemos pasado de la primera detección a trazar un territorio que desafía nuestras mejores teorías”, agregó al medio norteamericano.
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