Los osos polares están evolucionando para sobrevivir en un mundo más caluroso, según un reciente estudio
El calentamiento acelerado del Ártico no solo está reduciendo el hielo marino, sino que también estaría provocando cambios en el ADN del oso polar.

La corriente del Océano Ártico registra hoy sus temperaturas más altas de los últimos 125.000 años y, de mantenerse esta tendencia, más de dos tercios de los osos polares podrían extinguirse hacia 2050.
Sin embargo, una nueva investigación sugiere que la especie no está del todo indefensa: su propio ADN estaría cambiando como respuesta al aumento de las temperaturas.
Así lo plantea un reciente estudio publicado en The Conversation, escrito por Alicia Godden, investigadora de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de East Anglia.
Según la autora, el cambio climático estaría impulsando transformaciones genéticas en ciertas poblaciones de osos polares, lo que podría facilitar su adaptación a entornos más cálidos, siempre que logren acceder a suficiente alimento y a parejas reproductivas.

¿Qué dice el estudio?
El trabajo se centra en poblaciones de osos polares de Groenlandia, específicamente en la comparación entre ejemplares del noreste y del sureste del territorio.
Mientras el noreste mantiene temperaturas más frías y estables, el sureste presenta un clima significativamente más cálido y variable, con mayores niveles de lluvia, viento y un retroceso acelerado del margen de la capa de hielo.
Para el estudio, el equipo utilizó datos genéticos disponibles públicamente, obtenidos a partir de muestras de sangre recolectadas por investigadores de la Universidad de Washington.
Estas muestras permitieron analizar la expresión del ARN, es decir, identificar qué genes están activos y cómo responden a las condiciones climáticas.
Uno de los hallazgos clave fue la relación entre el aumento de temperatura en el sureste de Groenlandia y cambios en el ADN de los osos polares.
Cambios genéticos en osos polares
En particular, los investigadores observaron una intensa actividad de los llamados transposones o “genes saltarines”, fragmentos móviles del genoma que pueden desplazarse e influir en el funcionamiento de otros genes.
En el genoma del oso polar, cerca del 38% está compuesto por estos elementos.
El estudio detectó más de 1.500 transposones sobreexpresados en los osos del sureste, muchos de ellos asociados a genes relacionados con el estrés, el metabolismo y el procesamiento de grasas.
Según Godden, estos cambios serían relativamente recientes y podrían ayudar a los animales a tolerar mejor el calor y la escasez de alimento.

Adaptabilidad de los animales
La pérdida de hielo marino representa uno de los mayores desafíos para la especie, ya que reduce las plataformas desde donde los osos cazan focas, su principal fuente de energía.
En ese contexto, los cambios genéticos observados también podrían estar vinculados a una adaptación progresiva a dietas más pobres o distintas, incluso con mayor presencia de recursos vegetales en regiones más templadas.
Aunque los resultados no garantizan la supervivencia de la especie frente al cambio climático, sí ofrecen una señal de resiliencia biológica.
Comprender cómo el ADN del oso polar responde al calentamiento global permitirá identificar qué poblaciones tienen mayores probabilidades de adaptación y cuáles enfrentan un riesgo más inmediato de desaparecer en un planeta cada vez más caliente.
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