
Por qué el ataque con drones de Ucrania preocupa en Estados Unidos
El Wall Street Journal publicó una editorial en la que planteó que las recientes operaciones en el marco de la guerra en Ucrania y la invasión a gran escala de Rusia reflejan ciertos puntos que el país norteamericano debe considerar, para reforzar su propia defensa ante potenciales enemigos.

El pasado domingo 1 de junio, Ucrania realizó uno de sus ataques más significativos y sofisticados desde que Rusia inició la invasión a gran escala en su territorio en febrero de 2022.
La llamada “Operación Telaraña” consideró el despliegue de más de un centenar de drones para atacar 41 aeronaves militares de las tropas rusas, estacionadas en bases ubicadas a miles de kilómetros del frente de combate.
Desde Kiev aseguraron que los drones fueron ingresados a Rusia de contrabando, dentro de cabinas de madera montadas en la parte trasera de camiones. Luego, fueron operados a la distancia para dirigirlos hacia sus objetivos.
Afirmaron que la ofensiva buscó impactar los aviones que se han utilizado para bombardear las ciudades ucranianas desde que estalló la guerra.
Entre las aeronaves dañadas o destruidas se encontrarían ejemplares Tu-95, Tu-22 y Tu-160, además de al menos un avión de vigilancia A-50.
Dos días más tarde, el martes 3 de junio, las fuerzas ucranianas utilizaron explosivos submarinos para atacar el puente que conecta Rusia con la península de Crimea, que fue anexada ilegalmente por las tropas rusas en 2014.
El miércoles 4 de junio, el mandatario estadounidense, Donald Trump, afirmó que tuvo una llamada telefónica con su homólogo ruso, Vladimir Putin, en la que el líder del Kremlin le advirtió que tomaría represalias contra Ucrania.
A pesar de que Rusia ha mantenido sus ataques contra el país desde que inició su invasión a gran escala hace más de tres años, y a que los ha intensificado durante los últimos meses, las fuerzas ucranianas se estaban preparando para una respuesta por la operación con drones del 1 de junio.
Esta última, según reportó el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), generó daños estimados en 7.000 millones de dólares.

Menos de una semana después, la madrugada del viernes 6 de junio, Rusia realizó un ataque masivo con más de 400 drones y 40 misiles contra distintas zonas del país presidido por Volodimir Zelenski.
De acuerdo al mandatario, se atacó a “casi toda” Ucrania. Enumeró nueve regiones, desde Lviv, en el oeste, hasta Sumy, en el noroeste.
Los ataques con drones a lo largo de la guerra y las operaciones recientes también han despertado preocupación en Estados Unidos.
El Wall Street Journal publicó una editorial tras la “Operación Telaraña”, en la que advirtió que “una lección urgente, más allá de ese conflicto, es que el territorio estadounidense es mucho más vulnerable de lo que la mayoría cree”.
El periódico citó al analista militar Frederick W. Kagan, quien preguntó abiertamente en un podcast: “¿Podrían haber sido B-2 (bombarderos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos) a manos de drones iraníes que volaban desde contenedores, y mucho menos chinos?”.
Pese a que Trump anunció a finales de mayo la construcción del escudo antimisiles “Domo Dorado” para proteger al país de proyectiles que puedan ser lanzados desde la Tierra o el espacio, desde el Journal recalcan que “Estados Unidos está expuesto a muchas más amenazas además de los misiles balísticos”.
Entre estas se encuentran desde drones y dirigibles hasta misiles de crucero lanzados desde submarinos.

Por qué el ataque con drones de Ucrania preocupa en EEUU
El Journal recordó cuando, en 2023, la Comisión de Postura Estratégica —de carácter bipartidista— advirtió que Estados Unidos necesita defensas aéreas y antimisiles mejor integradas contra los potenciales “ataques coercitivos” de Rusia y China.
“En una crisis por el Estrecho de Taiwán, (el presidente chino) Xi Jinping podría amenazar al Comandante en Jefe (de Estados Unidos): ‘Manténgase alejado del Pacífico Occidental o nunca se sabe qué podría pasar con sus costosos F-22 en Alaska’”, planteó el citado periódico a modo de ejemplo.
Bajo su análisis, es fundamental que el país norteamericano cuente con con “un escudo antimisiles estratificado que aproveche las nuevas tecnologías y los sistemas existentes como el Patriot”.
“El reciente éxito de Israel al derribar drones con láser demuestra que las sociedades innovadoras y prósperas pueden hacer frente a nuevas amenazas”.
Aunque reconocieron que la administración Trump “merece crédito por haber elevado la defensa antimisiles a una prioridad presidencial”, alertaron que, “desde la Guerra Fría, Estados Unidos ha perdido parte de su memoria sobre cómo vivir en un mundo peligroso”.
Un informe publicado a principios de este año por investigadores del Instituto Hudson, Thomas Shugart y Timothy Walton, advirtió sobre la vulnerabilidades que enfrentan los aeródromos estadounidenses, especialmente en el Pacífico Occidental.
De acuerdo a los autores: “No construir refugios aéreos reforzados de aproximadamente 30 millones de dólares para bombarderos B-21 de más de 600 millones de dólares es una decisión imprudente que podría poner en peligro la capacidad de Estados Unidos para atacar a nivel mundial”.

Desde el Journal instaron a las autoridades del país norteamericana a invertir más fondos en la defensa del país.
“El mensaje aquí es que el gasto en defensa no puede mantenerse en el 3% de la economía y brindar la seguridad que los estadounidenses esperan. El proyecto de ley que se tramita en el Congreso destina 25.000 millones de dólares al Domo Dorado. Pero una defensa aérea nacional no se construirá con una inyección única de fondos, y la administración está eludiendo un aumento sostenido de la defensa para apaciguar a sus halcones fiscales”.
En este sentido, el consejo editorial del periódico manifestó: “Los estadounidenses están acostumbrados a guerras libradas lejos de casa por una fuerza de voluntarios, pero todos en Estados Unidos estarán en la primera línea del próximo conflicto”.
“Los líderes políticos podrían estar haciendo mucho más para educar al país sobre esta vulnerabilidad, en lugar de jactarse de que el ejército estadounidense es el mejor que ha sido jamás. No lo es”.
El Journal sostiene la perspectiva de que “Ucrania le hizo un favor a Estados Unidos al destruir los bombarderos de un adversario norteamericano y enviarle a ese país una llamada de atención sobre su propia complacencia”.
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