Tendencias

Qué hay detrás del creciente interés de las potencias mundiales en el Ártico

Mientras EEUU insiste en su interés de controlar Groenlandia, Rusia ha continuado la modernización de sus bases militares en el Ártico. China, que pese a la distancia con la región se autodenomina un Estado “casi ártico”, ha expandido su flota de rompehielos y fomentado sus relaciones en la zona.

Qué hay detrás del creciente interés de las potencias mundiales en el Ártico. Foto archivo.

Las principales potencias del mundo han intensificado su interés en el Ártico, una de las zonas más frías del planeta, que promete entregar beneficios tanto estratégicos como en cuanto a recursos naturales y vías para el comercio marítimo.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha insistido en su interés de que el país norteamericano obtenga el control de Groenlandia, territorio autónomo dependiente de Dinamarca que cuenta con su propio gobierno y parlamento.

El abanderado republicano —quien a principios de este año se negó a descartar la coerción económica o militar para concretar dicho objetivo— declaró en un discurso ante el Congreso en marzo que Estados Unidos necesita Groenlandia para resguardar la seguridad nacional e, incluso, internacional.

No se trató de la primera vez en que Trump recalcó su interés por la isla más grande del globo, la cual es rica en recursos naturales y se encuentra en la ruta más corta a Europa para Estados Unidos.

De hecho, durante su primer mandato en la Casa Blanca, también insistió en dicho punto.

Pero Washington no es el único interesado en el Ártico.

Rusia —al igual que Canadá, Groenlandia y Estados Unidos — es uno de los países que se extiende hacia dentro del rculo Polar Ártico. Y su gobierno ha desarrollado múltiples iniciativas para modernizar sus bases militares en la región.

El país presidido por Vladimir Putin es el actor más importante de esta zona del mundo, ya que una quinta parte de su territorio se encuentra en el Ártico y abarca más de la mitad de sus costas.

China, pese a estar ubicada a una distancia significativa, se ha autodenominado un Estado “casi ártico” y ha expandido su flota de rompehielos, con la mira en nuevas rutas marítimas que contribuyan a potenciar su comercio.

A su vez, Pekín ha fortalecido sus lazos con Moscú y las tropas de ambos países participaron en julio de 2024 en su primera patrulla conjunta de bombarderos en el mar de Bering, en las cercanías de la costa de Alaska.

En paralelo, Reino Unido y otros países europeos han buscado nuevas formas de incrementar su presencia en el Ártico, en medio de un escenario de crecientes tensiones geopolíticas entre distintas potencias.

Qué hay detrás del creciente interés de las potencias mundiales en el Ártico. Foto: archivo.

Por qué las potencias mundiales han intensificado su interés en el Ártico

Durante el periodo de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, la mayor amenaza era que alguna de las partes decidiera utilizar sus armas nucleares.

En este sentido, la vía más rápida para que los misiles pudiesen alcanzar sus objetivos era el Polo Norte.

Frente a esta preocupación, el país norteamericano consolidó la infraestructura de una base militar de relevancia estratégica en el norte de Groenlandia, la cual inicialmente era conocida como Base Aérea de Thule y hoy se llama Base Espacial Pituffik.

La base, que sigue operativa hasta la actualidad, es una pieza clave del Sistema de Alerta Temprana de Misiles Balísticos de Estados Unidos (BMEWS, por sus siglas en inglés).

A grandes rasgos, se trata de una red de satélites y radares que permiten detectar y rastrear misiles balísticos que se aproximan.

Para Washington, el Ártico representa un elemento sustancial para proteger su territorio.

De la misma manera, según planteó en un artículo el analista de seguridad de la BBC, Gordon Corera, Moscú ve con preocupación la posibilidad de que las defensas antimisiles estadounidenses terminen debilitando su capacidad de disuasión.

Esto último y la posición geográfica de Rusia, entre otros factores, ha impulsado los esfuerzos que el país ha mantenido durante años para dominar la región.

A diferencia de las potencias occidentales que fueron disminuyendo sus actividades en el Ártico, Moscú ha invertido significativamente en establecer y modernizar sus bases militares en la zona, tales como la de Nagurskoye, que ha operado desde el periodo de la Guerra Fría y hoy puede recibir aeronaves de gran tamaño.

Las fuerzas rusas también albergan gran parte de sus submarinos nucleares en la península de Kola, desde donde los sumergibles parten para posicionarse en ubicaciones estratégicas, en las que permanecen preparados para actuar inmediatamente en caso de que se emita la orden.

Qué hay detrás del creciente interés de las potencias mundiales en el Ártico. Foto: archivo.

Los submarinos nucleares rusos son considerados esenciales para el poder de disuasión de Moscú, mientras que su flota de rompehielos contribuye tanto a esta capacidad como a la exploración de minerales que están bajo hielo derretido.

Según cifras rescatadas por el Wall Street Journal, Rusia cuenta con unos 40 buques rompehielos, de los cuales algunos están equipados con armamento y otros son desplegados principalmente para labores de investigación científica.

Por otro lado, Estados Unidos tiene apenas tres.

El jefe del servicio de inteligencia noruego, el vicealmirante Nils Andreas Stensønes, afirmó a la BBC en junio que “el Mar Báltico se ha vuelto menos accesible para las operaciones militares rusas tras la incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN, lo que significa que la Flota del Norte (de Rusia) se vuelve más importante”.

“Y se recurre más a la disuasión nuclear. Una parte considerable de sus armas nucleares se encuentran en la península de Kola, en el Ártico”, agregó.

Mientras Rusia fortalece su presencia en el Ártico, acusa a las potencias occidentales de estar militarizando a la región.

Al mismo tiempo, algunos países europeos también han manifestado su preocupación por los movimientos de las fuerzas rusas.

Un informe de inteligencia de Dinamarca advirtió recientemente que Rusia “demostrará su poder mediante un comportamiento agresivo y amenazante, lo que conllevará un riesgo de escalada mayor que nunca en el Ártico”.

Las islas de Svalbard, ubicadas en el norte del Círculo Polar Ártico, también son un foco de interés.

Aunque Noruega tiene el control sobre estas, otros países, entre ellos Rusia, tienen permitido por tratado operar en la zona.

Desde Moscú han afirmado que sus adversarios occidentales buscan militarizarlas, lo que consideran una amenaza en su contra.

Qué hay detrás del creciente interés de las potencias mundiales en el Ártico. Foto: archivo.

Reino Unido, aunque no se encuentra en el Ártico, ha realizado esfuerzos para incrementar su presencia en la región.

Aquello se debe en parte a su posición en una vía marítima conocida como brecha GIUK, acrónimo en inglés de Greenland, Iceland and United Kingdom (“Groenlandia, Islandia y Reino Unido”, en español).

Los barcos rusos, para llegar de manera más fácil al Atlántico, necesitan atravesar esta brecha que se extiende entre los territorios mencionados.

El ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, quien visitó el Ártico en mayo de este año, anunció un plan conjunto con Islandia para recurrir a tecnología de inteligencia artificial (IA) para detectar actividades hostiles en la zona.

Lo anterior también considera la búsqueda de submarinos y barcos rusos, según rescata la BBC.

Aún así, algunos especialistas y autoridades británicas temen que estos esfuerzos para aumentar su presencia puedan ser insuficientes.

De acuerdo a un informe parlamentario reciente, Reino Unido no cuenta con “suficientes activos militares clave, como submarinos y patrullas marítimas o aeronaves de alerta temprana para tener un mayor enfoque en el Ártico”.

Ante estas preocupaciones, la Revisión Estratégica de Defensa británica prometió incrementar la cantidad de submarinos.

Pero son múltiples los factores que contribuyen a la intensificación del interés por el Ártico.

Los recursos naturales y las posibilidades de nuevas rutas comerciales a raíz del derretimiento del hielo, ocasionado por el cambio climático, también han atraído el interés de China.

El autodenominado Estado “casi ártico” ha sugerido que una “Ruta Polar de la Seda” podría contribuir a la rapidez y seguridad del tránsito marítimo, así como facilitar su comercio con América del Norte, Asia Oriental y Europa Occidental.

Las medidas del gigante asiático han incluido expandir su flota de rompehielos y estrechar sus relaciones en la zona.

La exfuncionaria de defensa australiana y autora del libro a publicarse en septiembre So You Want to Own Greenland? (Hurst Publishers, 2025), Elizabeth Buchanan, afirmó a la BBC que “Pekín ha utilizado una estrategia híbrida para profundizar los lazos y vínculos con la región, desde la educación superior, las misiones científicas, los esquemas de cooperación ambiental, los acuerdos pesqueros internacionales y las asociaciones estratégicas bilaterales”.

“Esto normaliza la presencia de China en la zona ártica y convierte cada vez más a Pekín en un socio predilecto para los Estados árticos”.

Para Estados Unidos, el proyecto de la “Ruta Polar de la Seda” del gigante asiático ha despertado preocupaciones sobre que la competencia entre ambas potencias pueda también intensificarse en el Ártico.

Qué hay detrás del creciente interés de las potencias mundiales en el Ártico. Foto: archivo.

Qué hay detrás del interés de las potencias mundiales en el Ártico

El investigador de AthenaLab y exoficial del Ejército de Chile, Marcelo Masalleras, afirma a La Tercera que uno de los principales factores que ha contribuido al aumento del interés por el Ártico está relacionado con los recursos naturales que alberga la región.

Cabe recordar que, durante las últimas décadas, la cobertura de hielo marino ha disminuido significativamente en la zona. Los científicos atribuyen ampliamente esta reducción a los efectos de la crisis climática.

El calentamiento de las aguas y el derretimiento del hielo prometen dar acceso a nuevas fuentes de minerales, zonas de pesca y rutas marítimas.

De acuerdo a la Revisión Estratégica de Defensa de Reino Unido de este año, se presume que el Alto Norte quedará libre de hielo cada verano para 2040.

Sin embargo, algunos especialistas en este ámbito sostienen que este fenómeno podría estar avanzando a un ritmo más acelerado.

“No hay que olvidar que a diferencia de la Antártica, que es un continente, el Ártico es un océano congelado”, comenta Masalleras.

“El cambio climático ha tenido impacto en la región y ha hecho retroceder el casquete polar, con variaciones estacionales. Se estima que aquello podría permitir en el futuro nuevas rutas marítimas, comerciales o de otro uso. Y eso es particularmente interesante para Estados como China”.

Masalleras afirma que el Ártico es una región de alto potencial estratégico, ya que si se observa el mapa con atención —por ejemplo, desde la parte superior del globo— se puede ver que las distancias entre potencias como Estados Unidos y Rusia no son tan grandes por la vía Norte.

“Entonces, además hay un interés estratégico por el aprovechamiento militar, ya sea a través de aeronaves, del despliegue de comunicaciones, satélites de monitoreo, y también de sistemas de defensa de misiles”.

A esto se le suma que los países que se encuentran en el Círculo Polar Ártico, a excepción de Rusia, son miembros de la OTAN. Aunque Groenlandia es un territorio autónomo con sus propios gobernantes, la isla es dependiente de Dinamarca, que es parte del bloque.

Aquel punto también ha incrementado las tensiones entre Moscú y la Alianza, especialmente desde la anexión de Crimea por parte de las tropas rusas en 2014.

Posteriormente, estas se profundizaron aún más con la invasión a gran escala que Rusia inició en Ucrania en febrero de 2022.

Estos eventos han agudizado las tensiones entre Rusia y la OTAN, especialmente en Europa, precisa Masalleras.

Qué hay detrás del creciente interés de las potencias mundiales en el Ártico. Foto: archivo.

Qué rol tiene el Ártico en el poder de disuasión entre las principales potencias nucleares

Al ser consultado sobre qué rol puede tener el Ártico en el poder de disuasión de las principales potencias nucleares —Estados Unidos y Rusia, según los datos de la Federation of American Scientists (FAS)— , el investigador de AthenaLab afirma: “Yo creo que la disuasión nuclear no ha dejado de estar presente”.

Estados Unidos y Rusia han mantenido un equilibrio de ojivas nucleares, más de 5.000 cada uno”, dice Masalleras, refiriéndose a los inventarios totales de cada país. “Y los que siguen están muy lejos”.

Sin embargo, China ha intensificado sus esfuerzos para aumentar su arsenal nuclear, lo que a su vez podría significar un cambio en el escenario internacional, plantea el analista.

De acuerdo a los datos de la FAS, actualmente el gigante asiático figura como el tercer país con más ojivas nucleares del mundo, con un inventario total estimado de 600. El siguiente es Reino Unido, con alrededor de 225.

Pero según un informe del Pentágono correspondiente a 2024, está en campaña para llegar a unas 1.000 ojivas nucleares operativas para 2030.

“La República Popular China continuará aumentando su fuerza al menos hasta 2035”, advirtió el Departamento de Defensa estadounidense en el documento.

Refiriéndose a esta situación, Masalleras dice que, “desde la perspectiva de la estrategia nuclear, vamos a entrar en una fase distinta a la de la Guerra Fría”.

“Si bien es cierto que en la Guerra Fría había Estados con capacidad nuclear, eran dos los que dominaban: Estados Unidos y la Unión Soviética, y después Estados Unidos y Rusia”.

“Pero cuando China alcance el nivel tecnológico y una mayor cantidad de ojivas nucleares, habrá un nuevo actor con capacidad de destrucción mutua asegurada”.

Qué hay detrás del creciente interés de las potencias mundiales en el Ártico. Foto: archivo.

La destrucción mutua asegurada o mutually assured destruction (MAD, por sus siglas en inglés) fue fundamental para la disuasión nuclear durante la Guerra Fría.

A grandes rasgos, el término hace referencia a que cada superpotencia tenía el armamento nuclear suficiente como para destruir a la otra. Pero si una de ellas intentaba atacar a su contraparte, también se vería destruida.

Por lo tanto, esta teoría implicaba que ambas se verían disuadidas de hacerlo.

En el escenario actual, dice Masalleras, los esfuerzos de China para aumentar su arsenal pueden llevar a “una fase de multipolaridad nuclear, que va a generar una nueva dinámica” entre los distintos actores internacionales que, al mismo tiempo, buscan expandir su presencia en el Ártico.

“La tensión entre la OTAN y Rusia se ha ido incrementando. Y el Polo Norte se está convirtiendo en una zona de fricción, de competencia, y potencialmente, de confrontación”.

“Si revisamos las políticas de seguridad y defensa respecto del Ártico de países como Estados Unidos, Canadá, Rusia, Noruega, entre otros, todos coinciden en que hay una necesidad de desarrollar capacidades militares para la región, dado lo que estamos viendo. Son cautelosos para no militarizar el Ártico, pero están tomando medidas”.

Y China, a través de acciones como autodenominarse un Estado “casi ártico” y expandir sus lazos con la región, también espera consolidarse como un actor de relevancia en la zona, sentencia Masalleras.

Lee también:

Más sobre:GeopolíticaÁrticoEstados UnidosRusiaOTANChinaReino UnidoGroenlandiaPolo NorteEuropaUnión EuropeaCanadáDinamarcaNoruegaMarOcéanoHieloMineralesRecursos naturalesCambio climáticoBuquesRuta Polar de la SedaBarcosGuerraGuerra FríaArmasMundoInternacionalLa Tercera

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

Contenidos exclusivos y descuentos especiales

Digital + LT Beneficios$1990/mes por 5 meses SUSCRÍBETE