¡Ya no soporto a la polola de mi señora! (tercera parte)

La semana pasada Pablo -cliente ficticio de cincuenta años- llegó a la conclusión de que es altamente probable que Pilar, su señora, lo esté engañando con Emily, una joven compañera de trabajo.
Para su entorno, no hay dudas: están juntas y Pablo vive en negación.
Obligado a tomar consciencia de su compleja y delicada situación, este exitoso abogado deja en reposo sus creencias limitantes -sobre la terapia, los psicólogos y el mundo interno- y asiste a consulta con la secreta esperanza de volver a su vida anterior.
Vamos con Pablo
Hola Sebastián. Pensé en no venir hasta último minuto. ¿Tendré depre? No sabes lo que me costó salir de la oficina y arrancar para acá. Fue Ricardo quien me forzó, pues el lunes de esta semana finalmente le pregunté a Pilar qué onda Emily.
Ya no es Pili… sino Pilar
Puta sí. El lunes llevé a los niños al colegio y acordamos tomarnos un café después que ella dejara al Nacho en el jardín. Fue una espera eterna y creo que me dio una pequeña crisis de pánico esperando. La cuchara se me disparó, empecé a traspirar frío… Y cuando pensé que me iba a la chucha cerré los ojos y me puse a respirar. Nunca pensé que caería tan bajo, pero después de un par de minutos me calmé, abrí los ojos y Pilar estaba frente a mí. Y así, sin vaselina, le pregunté si estaba enamorada de Emily.
Así no más
Miró pa’ abajo y me respondió que nos amaba a los dos y que no podría vivir sin uno de nosotros, pues desde que somos tres… ¿Somos tres? ¿Desde cuándo? ¡Y ahí me dijo que desde la pandemia! Básicamente… ¡Llevamos años siendo tres!

¿En serio?
Todos estos años sin querer ver, pensar o hablar. En definitiva, no era que le gustara tanto el webeo como yo creía, no era que saliera tanto con sus compañeros de pega, era Emily desde un principio. Te juro que casi se me cae la cara arriba de la taza de te y Pilar, como si quisiera exorcizar sus demonios, me empezó a contar con lujo, detalles y fechas como esta linda amistad corrió de manera paralela a nuestro matrimonio. Cacha que después de la cuarentena más larga Emily, justo antes de partir a Inglaterra, le confesó a Pilar que estaba enamorada de ella. Ahí vivieron su primer quiebre, y mi querida señora también se dio cuenta que la amaba, pero que jamás se perdonaría perderme… porque me adora.
¿Qué te pasó con esta nueva información?
Pasé en una patada de la paranoia y la depre a la rabia y confusión, pues aunque estaba 99% seguro de que la respuesta iba a ser afirmativa, igual tenía la secreta esperanza de estar equivocado. ¡Más encima me juró que no hubo sexualidad hasta que Emily volvió a Chile! Ahí, para mi horror, me confesó que sus cuerpos habían despertado y que la distancia les dolía a las dos físicamente. ¡Weon, casi me voy en pálida en el café y ahora que te lo cuento casi me da de nuevo! Dame un segundo… (silencio)
Claro…
Te juro que no puedo creer que sea yo quien habla. Desde el lunes espero esta sesión para sacarme de encima esta webada, pero mi sensación mientras te hablo es que estoy metido en algo de lo que no sé salir. De hecho, a ratos no sé si estoy adentro o afuera de esta historia, si todo esto es cierto, miento, me mienten o me engaño…
¿Qué pasó después de ese café?
Odié a Ricardo, odié a mi hermana, odié a todo el mundo que me obligó a abrir los ojos. ¿Cómo chucha vivo con esta webada? ¿Qué debiera hacer? ¿Separarme? ¿Confirmarle a todo el mundo que me cambiaron por una pendeja? ¿Mentir a morir? ¿Invitar a Emily a la cama? Puta… ¡Ni siquiera me puedo imaginar el trío!
¿Como así?
Me imagino que otros weones gozarían con la posibilidad de hacer un trío con una pendeja como la Emily, pero te prometo me produce arcadas la sola idea. ¿Estoy mal? ¿Seré muy grave? En vez de sacar ventaja de esta locura, me siento como un niño excluido y sospecho que simplemente soy una buena pantalla para los niños, la familia, los amigos y el trabajo. En definitiva, soy un weón útil para que este parcito se siga amando… Y aún con toda la bronca que siento… no me imagino separándome ni yéndome de la casa.
¿Qué quieres?
¿Aparte de que nada de esto haya pasado? ¿Aparte de no haber querido saber nada de nada? No sé, no tengo la menor idea, no sé hablar de estas cosas. Soy pésimo para el misterioso mundo de las emociones, pero se me viene a la mente algo que Emily o Pilar subrayaron en el Loro de Flaubert. ¿Te leo?

Dale
“Fue una esposa única muy querida por su marido. Fue querida, si puede o debe decirse así, por lo que me imagino que tengo que conformarme con llamar sus amantes (…) La amé; fuimos felices, la echo de menos. Ella no me amaba; no fuimos felices; la echo de menos” (silencio y largo suspiro).
Así me siento Sebastián, perdido, desarmado, pues una parte de mí la ama, otra parte, tal vez la más racional, la odia, pero creo que el miedo le gana a todas mis partes. El miedo a perder a Pilar, la casa, los niños … pero secretamente lo que más me aterra es al qué dirán, mi prestigio… ser humillado, ridiculizado… ¿Te puedo leer otro poco?
Por supuesto, es tu hora
“Al principio me sentí dolido; al principio me importó, me subvaloré. Mi esposa se acostaba con otros hombres: ¿debía preocuparme por ello? Ellen me trataba bien: ¿debía preocuparme por ello? No me trataba bien porque tuviera mala conciencia por sus adulterios, sino que simplemente me trataba bien. Yo trabajaba mucho; ella era para mí una buena esposa. Hoy en día no está permitido hacer afirmaciones como ésta, pero para mí era una buena esposa” (largo silencio, cierra el libro y mira al techo).
¿Todo bien?
Ahora que lo hablo contigo mucho mejor, pues en algún momento creí que con el único que podía hablar de esto era con Julian Barnes…
¿Con quién?
Con el autor del libro, pues él ha dicho las cosas como me gustaría decirlas, pero no puedo.
Pero lo hiciste
¿Sí… no? Estoy dolido, me importa Pilar y según yo mi matrimonio iba bien y la amaba. También es cierto que trabajo mucho y que Emily puede haber llenado muchos vacíos. Tal vez, ahora que lo pienso, gracias a Emily sigo con Pilar. ¿O estoy dando vuelta las cosas? ¿Me estoy engañando Sebastián? (silencio de ambos) Ya… por tu cara cacho que no me vas a responder ni me vas a decir que está bien y que está mal. Te lo agradezco y te odio. ¿Puede ser?
Claro que sí
¿Y esa webada si me la respondis? En fin, otro día me explicarás cómo funciona esta cuestión, pues necesito contarte que hasta que Pilar me confirmó todo, quería a la Emily. Me duele decirlo, pero era una alegría para la casa y mis hijos la aman. ¿Se entiende? No sé que hacer Sebastián ni que te voy a contar la próxima semana, pero me encantaría seguir amando a Pilar como Julian Barnes ama a Ellen. Y si me aprietas, me gustaría perdonar y matar a Emily a la vez. No sé si matarla primero y perdonarla después o si perdonarla y después matarla… Pero te digo esto de la boca para fuera, pues no soy capaz de hacer nada que ponga en peligro mi matrimonio. ¡Cacha el weon penca! ¿O seré cobarde? Como esos perritos que muestran la guata para que no les sigan sacando la chucha… ¿Crees que debiera ver un psiquiatra o venir dos veces a la semana?
Son muchas preguntas
Prepárate para más, pues estamos empezando. ¿Quieres una primicia? Este viernes quedé con Emily para tomarnos un café a solas, sin Pilar, sin niños, sin gritos… ¿Me ayudará? ¿Me iré a la mierda? ¿Aborto la misión? No me respondas, sé que estamos en la hora, pero necesitaba contártelo.
Continuará…
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