
Cómo hacer un irresistible aliño de albahaca
Ya se siente su olor en verdulerías, ferias y supermercados, lo que significa que el verano está a la vuelta de la esquina. Una gran manera de aprovechar la albahaca es convirtiéndola en una fácil salsa para aliñar ensaladas, pastas o lo que se te ocurra.

Ya se siente en el aire. ¿No lo hueles aún? Afuera de las verdulerías o almacenes, entre los puestos de una feria o los pasillos del mercado, esa fragancia inconfundible, fresca e intensa, que se mete por las narices y nos confirma que la primavera es una realidad, que el verano, y con él los mejores días del año, ya está por venir. Sí, es una hoja verde, pero no esa sino la otra: la albahaca.
Al ser una hierba anual, que nace y muere en el mismo año, la época de cosecha de la albahaca se concentra por estos días, a fines de primavera e inicios del verano, por lo que su aroma empieza a inundar de a poco los rincones de la zona central. Su precio también comienza a bajar, y para no desaprovecharla —es una planta que no dura fresca muchos días—, conviene tener a mano varias recetas con las cuales usarla.
Aparte de un buen pesto, unas clásicas humitas o los eventuales porotos granados, una estupenda manera de sacarle provecho a la albahaca es usándola como ingrediente principal de un aliño. Mezclada con aceite y vinagre, además de suavizar su sabor, se conserva por más tiempo y se distribuye mejor, pues se puede usar en distintas ensaladas, como salsa de una pasta o incluso como dip en un picoteo. Esta receta también incluye yogur natural, para darle cremosidad, y tallos de cebollín, que le entregan un poco más de intensidad.
Aliño de albahaca
Ingredientes (para 2 tazas)
- 1 taza de hojas de albahaca frescas
- 100 gr de yogur natural sin endulzar
- 1⁄2 taza de aceite de oliva
- 2 cucharadas de vinagre de manzana
- 3 cebollines (solo los tallos)
- Sal y pimienta a gusto
Preparación
- Añadir todos los ingredientes en una procesadora y mezclar hasta que quede una salsa homogénea, líquida y de color verde claro.
- Se puede consumir de inmediato o pasar a un frasco o recipiente hermético y refrigerar por un par de horas, para que el aliño se asiente y los sabores se intensifiquen. En el refrigerador puede durar hasta por 4 o 5 días. Para volver a ocuparlo, batirlo con un poco de aceite de oliva y limón, hasta que recupere la consistencia líquida.
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